Reflexión 30 de Enero

Buenos días 
Vamos concluyendo este primer mes del año y ya podemos darnos cuenta que el tiempo, ni se para, ni nos pide parecer según nuestros gustos, situaciones, trabajos, ni tampoco pierde su ritmo inexorable.
Debemos pensar alguna vez en estas realidades tan evidentes, y a la vez, tan resueltas en manifestarse como han sido establecidas por el Creador.
Y no dejemos también de pensar en ellas para darnos cuenta de nuestra propia realidad, sujeta también a las leyes naturales.
Y si así lo hiciéramos seguramente nos evitaríamos más de un disgusto personal, porque llevaríamos la vida mental, psicológica, espiritual y moral, al ritmo de la propia naturaleza, sin necesidad de enfados porque alguna de las funciones de nuestro cuerpo o de nuestro psiquis pierda vigor, se hagan más lentas e incapaces de mantener los ritmos de años pasados.
Resulta muy curioso el que la persona sea capaz de, mejor o peor, asumir los cambios de las cosas y de los tiempos, para no hacerlo igual con los cambios que se van realizando en la propia persona.
Es necesario ASUMIR el paso de los años y sus consecuencias, la merma en las diferentes cualidades, como por ejemplo: la memoria, la ligereza en la movilidad u otras posibilidades que se van reduciendo con más rapidez de la que se quisiera.
Pero si la persona se esfuerza por asumir y seguir con la mente y el corazón los cambios que se van produciendo, la persona alcanzará madurez y, sobre todo, demostrará que sabe vivir y que también sabrá morir, cuando llegue la hora dispuesta por Dios en su insondable Sabiduría y Providencia.
Ten ánimo y trabaja por ser un hijo de Santa María Virgen, capaz de mostrar al mundo lo que es ser un verdadero hijo de Dios.
Reza desde la sencillez del corazón a María, nuestra Madre y Guía, por todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España 
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