Reflexión 10 de Enero

Buenos días 
Veíamos ayer el SABER SUFRIR.
Hay otro aspecto del SUFRIMIENTO que quisiera plantear hoy: su valor, su utilidad, su razón de ser en definitiva.
Para cualquier cristiano, sólo mirar al Señor Crucificado ya puede entender el VALOR DEL SUFRIMIENTO, pero siempre uniendo su experiencia de DOLOR al Señor en su Pasión y Cruz.
El Señor Jesucristo redime y salva a la humanidad padeciendo y muriendo bajo el peso del pecado de los hombres.
Es muy importante elevar a Dios el corazón, para ofrecer todo tipo de SUFRIMIENTO, moral o físico,  unido a los padecimientos de su Hijo Jesucristo.
Y es a partir de aquí, como se llega a comprender su UTILIDAD, pues el SUFRIMIENTO en sí mismo, poco sentido tiene, y menos su aceptación por la persona que sufre, ya que su razón de ser es algo baldío dada su contradicción con la vida, con la vitalidad de la persona.
En cambio, cuando la persona descubre en el "Varón de Dolores", como le denomina el Profeta Isaías (Is 53, 3-10) al Señor Jesucristo, su razón de ser, su utilidad, todo el valor que se deriva de la Liberación y Redención del Hombre, entonces todo cambia.
La persona inmersa en el SUFRIMIENTO, sabe que si a imagen del Señor Jesús, se hace otro CRISTO, uniendo a Él todos sus DOLORES Y SUFRIMIENTOS, todo cuanto pase, tiene un VALOR que no se mide con los baremos humanos ni mercantiles.
Así como su UTILIDAD, que traspasa toda lógica humana, como sucede con la Pasión y la Muerte del Señor.
Y finalmente, su RAZÓN DE SER estará en el pecado, que introdujo el desorden y la pérdida de todo sentido lógico que se deriva de la Voluntad de Dios al CREAR EL MUNDO.
En la insondable providencia y misericordia de Dios, vemos que después de intentar rescatar a su Pueblo con su Alianza varias veces, no le queda otra que enviar a su Hijo Jesucristo, para SALVAR AL HOMBRE, rescatándole del pecado y de la muerte, MURIENDO EN LA CRUZ.
Finalmente, creo que a pesar de tener, más cerca o más lejos, testimonios vivos de SUFRIMIENTO, es necesario reflexionar y llegar hasta familiarizarse con esta realidad en la vida humana, para que cuando llegue el DOLOR o se esté en él, NUNCA sea motivo de desesperanza y menos de desesperación.
Hoy nuestra oración, mantenida en la fidelidad de cada día, hagámosla a Dios, nuestro Padre, por los Hermanos que están necesitando mucho del don de la FORTALEZA, para superar el SUFRIMIENTO que les oprime. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI 
Madrid - España 
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