Reflexión 1 de Enero

Buenos días en la SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS.
En este día y en los próximos haremos todos un intercambio de felicitaciones y de buenos deseos, particularmente con el saludo de ¡Feliz Año Nuevo!
Sin duda que hemos de pensar que estos deseos expresados con generosidad, son nobles y sinceros, pero haría falta un poco de reflexión para darse cuenta la propia implicación en ese deseo expresado: ¡Feliz Año Nuevo!
La felicidad expresa un estado de grata satisfacción tanto espiritual como física.
Y la reflexión que propongo es darse cuenta que la felicidad depende, no solo de la propia persona porque se procura un cuidado de su salud, tanto espiritual como física, razonable según el Corazón de Dios.
También depende de circunstancias, y muy particularmente del cuidado que las personas se ofrecen entre sí, bien por alguna obligación moral, bien por el ejercicio de la VIRTUD DE LA VERDADERA CARIDAD.
Piensa bien: No basta que me desees de corazón un Feliz Año, si a lo largo de 2020 no vas a hacer lo que debas o te corresponda para que realmente feliz.
Cuántas palabras huecas decimos y escuchamos cuando no tienen verdadero fundamento.
Cuando falta el compromiso, sea cual sea y del alcance que tengan las palabras, bien podemos decir que son PALABRAS HUECAS. 
El Nuevo Año feliz del otro dependerá, en mayor o menor medida de uno mismo. (¿?).
A SANTA MARIA, MADRE DE DIOS, le pido de corazón, para todos los que os unís en estas Meditaciones de cada día, que seamos capaces de HACER FELICES a los demás, así como ABRIR nuestro corazón a la misma FELICIDAD.
Andemos cada jornada de este Año 2020 de la mano de María, nuestra Madre y nuestra Guía.
Te suplico, no dejes hoy de rezar por tantas necesidades que todos tenemos. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España 
www.materchristi.es