Reflexión 9 de Octubre

Buenos días
Hoy el Evangelio que se proclama en la Santa Misa corresponde a San Lucas 11,1-4, en el que "...le dijo uno de los discípulos: Señor enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos..."; el Señor como respuesta les enseñó y les exhortó a rezar el PADRENUESTRO.
Bueno es pedir al Señor Jesús que nos enseñe a ORAR, aunque ya conozcamos la Oración más grande e importante que tiene el cristianismo, cual es el Padrenuestro.
Del PADRENUESTRO podremos reflexionar en los próximos días, hoy os ofrezco pensar un poco en esta petición: "Señor, ENSEÑARME ORAR".
La Oración es el modo directo, personal e intransferible que la persona tiene para relacionarse con DIOS: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
La Oración abarca a todo el ser de la persona y expresa todos los sentimientos, deseos, angustias, alegrías, gratitudes, necesidades...; TODO lo que la persona ES.
Y también ofrece a la persona la ESCUCHA de lo que Dios quiera decirle o disponga para que ésta se lo ofrezca; dicho de otra forma, Dios le muestre su Voluntad para que la persona la asuma y la cumpla.
Lo importante es que aprenda a relacionarse con Dios y a expresar, por los más variados medios que ofrece la ORACIÓN, todo lo que es propio en una interrelación muy íntima, como es por la propia naturaleza de Dios que conoce a la persona más y mejor que ella misma, y ésta que, como respuesta sana y en verdad, se esfuerza por ser transparente y sincera por encima de todos sus pecados, deficiencias y limitaciones.
Pero se ha de tener en cuenta también, que el ejercicio de la ORACIÓN exige, sobre todo en la 'iniciación a la oración', de un serio espíritu de disciplina, unido a otras virtudes como pueden ser la constancia, la sencillez, la sinceridad consigo mismo...
Valga este breve comentario sobre la Oración para darnos cuenta de su importancia y del Compromiso de nuestra Vida Cristiana que cada uno tiene con ella.
Y te pido ya que reces hoy con mucha FE y ESPERANZA a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por todas las intenciones de los Hermanos, aunque sea brevemente elevando el corazón con el rezo de tres aventuras, por ejemplo. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España
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