Reflexión 26 de Abril

Buenos días.
Hoy es la fiesta de San Rafael Arnaiz Barón, monje trapense del Monasterio de San Isidro de Dueñas en Palencia (España).
Vivió tan solo 27 años y siendo estudiante de arquitectura ingresó en La Trapa para vivir una vida marcada por la enfermedad, que le hizo salir del Monasterio varias veces, pero finalmente muere el 26 de abril de 1938, tan solo cuatro años después de haber ingresado.
Dada su vocación bien probada y demostrada, hizo que el Abad le concediera su deseo de morir con la cogulla de monje profeso, imponiéndole el escapulario negro y la cogulla tan solo 9 días antes de morir.
Sus escritos, lleno de la jovialidad que tenía, le han dado el calificativo de algunos como el místico del siglo XX. Sus obras completas, traducidas a varios idiomas, son una verdadera joya espiritual en la mentalidad nuestra contemporánea.
Fijaros en esta aseveración que él hace: "Mientras no busquemos a Dios en el silencio y en la oración, mientras no estemos quietos, no hallaremos paz, ni encontraremos a Dios".
Pocos comentarios necesita esta frase tan llena de contenido espiritual, que lleva a la persona que quiere escucharla y entenderla a tener que tomar una actitud frente a Dios, si es que lo quiere tener presente en su propia vida y dejarse envolver por su infinito AMOR.
Recordando aquello del profeta Isaías 42,3: “La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará”, podemos seguir el consejo del Hermano Rafael, que es como popularmente siempre se le conoció, por muy apartados o indignos que nos creamos de Dios.
Hoy te pido que reces tu oración por las necesidades de los Hermanos, poniendo a San Rafael Arnaiz como intercesor en favor de todas ellas, sabiendo que él también tuvo un especial cariño a la Santísima Virgen María, pues sentía que: “Honrando a la Virgen, amaremos más a Jesús; poniéndonos bajo su manto, comprenderemos mejor la misericordia divina”. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
Mater Christi
Madrid – España
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