Reflexión 24 de Abril

Buenos días en el Día del Señor, Fiesta de su Divina Misericordia.
En este día, Octava de la Pascua de la Resurrección del Señor Jesucristo, por su deseo expresado a Santa Faustina Kowalska, la Iglesia celebra la Fiesta de la Divina Misericordia.
A esta Fiesta le precede una Novena que comenzó el Viernes Santo y acabó ayer, sábado de la octava. Así dice Santa Faustina: “Jesús me ordena hacer una novena antes de la Fiesta de la Misericordia, y debo empezarla hoy por la conversión del mundo entero y para que se conozca la Divina Misericordia”. Esta novena, con meditaciones y oraciones bellísimas, se la dictó el mismo Señor cuando ella le mostró su incapacidad e ignorancia para hacerla.
Y sigue el Señor diciéndola respecto a la novena: “Para que cada alma exalte Mi bondad, deseo la confianza de Mis criaturas; invita a las almas a una gran confianza en Mi misericordia insondable. Que no tema acercarse a Mi el alma débil, pecadora y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundirá en el abismo de Mi misericordia”. (Diario de Santa Faustina 1059).
Con el deseo de que cada uno aproveche bien este ‘Día’ tan especial, en el que el Señor Jesucristo ofrece tanta gracia y bendición, os ofrezco reflexionéis sobre lo efímera que es la vida en tránsito por esta tierra, así como lo fácil que nos lo brinda el Señor Jesús Resucitado para llegar a su Eterna Compañía, llegada la hora del tránsito personal para cada uno.
Hoy no sólo te pido la oración en favor de las necesidades de los Hermanos, sino que, en la medida de las posibilidades, les hables a todos los que tengas alrededor de la Misericordia Divina.
A María, nuestra Madre y nuestra Guía, le suplico su ayuda para que todos y cada uno comprendamos bien lo que es la Misericordia de su Hijo Resucitado, que hoy se nos da con largueza y gratuidad. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
Mater Christi
Madrid – España
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