Buenos días en el Martes de la Octava de Pascua.
Siguiendo en la novedad de la Resurrección de Cristo que la Santa Iglesia nos muestra durante la Octava, vamos a plantearnos la reflexión de lo que es transmitir a los otros la ALEGRÍA de la RESURRECCIÓN.
Nos cuenta el evangelista San Mateo en el capítulo 28,5-10 que: “El ángel habló a las mujeres: Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí: ¡ha resucitado!, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis”. Mirad, os lo he anunciado. Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alegraos». Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él. Jesús les dijo: No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán”.
Vemos como las mujeres que han acudido a visitar la tumba se llenan de alegría cuando el Ángel les dice que ‘ha Resucitado’, aunque el ‘miedo’, propio de algo incomprensible en aquel momento, también las acompañara. Y enseguida durante su camino de vuelta se les aparece el Señor Resucitado con este gran saludo: ‘ALEGRAOS’.
Por supuesto que la Resurrección del Señor es un motivo de gozo y de alegría, pues en ella encontramos, como nos dice San Pablo, la razón de nuestra Fe: “Pero si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana también vuestra fe” (1 Cor 15,14).
La alegría es el sentimiento grato y vivo que se tiene por algún motivo, que se expresa y transmite de una forma espontánea. El motivo en nuestro caso es nada más que ¡CRISTO HA RESUCITADO!
Entra a través de los relatos del Nuevo Testamento en el conocimiento exacto de lo que pasó, experimenta la trascendencia de la RESURRECIÓN DE CRISTO y lleno de gozo y de alegría, transmite esta gran noticia.
A partir de aquí verás que tu FE es verdadera y está viva.
Y con la misma fe y confianza, reza hoy también al Señor Resucitado en favor de todas las necesidades de los Hermanos que, en el gozo de la Pascua, nos encontramos aquí en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
Mater Christi
Madrid – España
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