Reflexión 20 de Abril

Buenos días en el Miércoles de la Octava de Pascua.
No sería nada extraño que en tu anuncio de la Resurrección de Cristo, te encontraras con la negativa de la verosimilitud del hecho, o al menos la fuerte duda de que sea verdad lo que dices. No debe sorprenderte, pues entre los once hubo uno, Tomás, que no se lo creyó cuando le dijeron que habían visto al Señor. Recuerda el relato de San Juan.
“Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: Hemos visto al Señor. Pero él les contestó: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo. A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Contestó Tomás: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto” (Jn 20,24-28).
‘Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto’. He aquí la fuerza de nuestra FE y la firmeza que da el haber sentido, vivido, en la Celebración de la Vigilia Pascual la certeza de que Cristo ha Resucitado.
El hermoso Pregón Pascual que se proclama al comienzo de la Vigilia de Pascua, tiene una estrofa muy significativa: “¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos”.
Sigamos empapando el propio corazón del maravilloso acontecimiento de la Resurrección de Cristo, sin dejar de dar conocimiento del mismo a cuantos podamos.
Reza ya con mucha confianza al Señor Resucitado en favor de todas las necesidades de los Hermanos, que aquí estamos en torno a su Madre, María de Nazaret. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
Mater Christi
Madrid – España
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