Reflexión 10 de Abril

Buenos días en el Domingo de Ramos.
Este día, Domingo de Ramos, es el último de la Cuaresma y el primer día de Semana Santa.
En el Domingo de Ramos, los cristianos conmemoramos la entrada de Jesús en Jerusalén, montado en un asno, aclamado como Hijo de Dios, días antes de su pasión y muerte.
Cinco siglos antes de Cristo, el Profeta Zacarías anunció este acontecimiento que hoy la Liturgia nos actualiza: “¡Exulta sin freno, hija de Sion, grita de alegría, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna” (Zac 9,9).
Cumpliendo la profecía, los fieles seguidores de Jesús lo recibieron extendiendo sus mantos por el camino o ramas de oliva, árbol típico de donde vivió Jesús, y palmas, mientras lo aclamaban rey y gritaban ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!, ¡Hosanna en las alturas!
Debe de ser visto este día como el momento para proclamar a Jesús el Rey de nuestras vidas, tal como lo aclamó aquella gente de Jerusalén al seguir a Cristo.
En este día de júbilo, hemos de mantener también el recogimiento interior que nos prepare para hacer camino en los tres próximos días, y poder llegar a la Celebración e la Cena del Señor, el Jueves Santo, con el corazón y la mente bien dispuestos para aprovechar tantas gracias como el Cielo derrama esos días, a quienes acompañan al Señor Jesucristo en su Pasión y Muerte.
No olvidemos suplicar a Dios por tantos cristianos, que durante estos días viven apartados de lo que es esencial y nuclear en la Fe cristiana.
Y también hoy, reza al Señor Dios por todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos volvemos a encontrar, en este día luminoso por la presencia de Cristo en Jerusalén. Acojamos a María, nuestra Madre y nuestra Guía, para que nos ayude a comprender bien y a vivir intensamente lo que conmemoramos en esta Semana Santa. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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