Reflexión 11 de Abril

Buenos días en este Lunes Santo.
Estos días anteriores a la Pasión del Señor se ve cómo la vida de Jesús fue intensa y muy activa, dibujándose en el horizonte ya la tragedia que se venía encima, pues los sumos sacerdotes y los fariseos ya habían decidido darle muerte.
Siempre es necesario acudir a la Sagrada Escritura para ir iluminando nuestros pasos, pero esta semana es mayor esta necesidad.
La Iglesia nos ofrece hoy en la primera lectura de la Santa Misa el primer cántico del Siervo de Yahvé, que sabéis encontramos hasta cuatro en el Profeta Isaías.
“Mirad a mi Siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas.
Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella: Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas.
Yo soy el Señor, este es mi nombre; no cedo mi gloria a ningún otro, ni mi honor a los ídolos. Lo antiguo ya ha sucedido, y algo nuevo yo anuncio, antes de que brote os lo hago oír” (Is 42,1-9).
Este hermoso pasaje nos puede ayudar a encontrarnos más y mejor con Jesús y ver la gran misión a la que le envió el Padre.
“Mirad a mi Siervo...” nos dice nuestro Padre Dios, para seguidamente ir describiendo su quehacer y su comportamiento.
Pero además de invitaros a saborear y reflexionar este cántico del Siervo de Yahvé, quiero fijarme en el versículo 8, que dice: “Yo soy el Señor, este es mi nombre; no cedo mi gloria a ningún otro, ni mi honor a los ídolos”. El Señor es muy claro ante las muchas veces que nosotros buscamos la gloria en otros ídolos, incluso en nosotros mismos, y el Señor es muy celoso de su gloria como ya vemos.
Dedicados al recogimiento y a la oración durante estos días, no olvides de encomendar con tu oración a todos los Hermanos que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía, para que Ella nos alcance todas las gracias necesarias. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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