Reflexión 8 de Noviembre

Buenos días en el DÍA DEL SEÑOR.
Estamos ya enfilando el final del Año Litúrgico, tan sólo a dos semanas estaremos celebrando a Jesucristo Rey del Universo, último domingo del Año, pues al siguiente comenzaremos el Tiempo de Adviento.
Por todo ello, la Iglesia nos invita a reflexionar en torno a las postrimerías, lo cual nos ayuda a seguir profundizando nosotros en el ‘bien morir’.
Las tres lecturas de este XXXII Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo A, son muy interesantes, y sus citas: Sab 6,12-16; Salmo 62; 1 Tes 4,13-18; Mt 25,1-13.
La primera lectura del Libro de la Sabiduría merece ser leída con detenimiento, para darse cuenta de que este Don del Espíritu Santo es altamente valioso en el camino de esta jornada terrenal.
El Salmo 62 dice: “Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío”; aquí está un punto donde apoyarse para que adquiera sentido el trabajar para ‘bien morir’.
San Pablo a los Tesalonicenses les dice: “No queremos que ignoréis, hermanos, la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los que no tienen esperanza. Pues si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual modo Dios llevará con él, por medio de Jesús, a los que han muerto”.
La ESPERANZA es otro punto de apoyo en el que hemos de cifrar todo el esfuerzo que se necesita para llegar a ‘puerto seguro’, pues ya San Mateo en el evangelio expone la parábola con la que el Señor Jesucristo dejó claro que es necesaria la prudencia, la previsión y la vigilancia, para que cuando “llegue el Esposo” encuentre al ‘alma en pie’, dispuesta para hacer el tránsito.
En esta parábola el Señor Jesús se muestra fuerte, hasta parece duro e inmisericorde con aquellas palabras con las que contesta a las vírgenes necias, cuando, estando las puertas ya cerradas, llaman con insistencia,
"Señor, señor, ábrenos. Pero él respondió: En verdad os digo que NO OS CONOZCO".
El Señor concluye con una advertencia sencilla pero rotunda: “Por tanto, VELAD, porque NO SABÉIS EL DÍA NI LA HORA”.
Ojalá que sepamos aprovechar este día de domingo para la REFLEXIÓN y la ORACIÓN, poniendo en orden, primero las ideas, luego los sentimientos y finalmente las exigencias del compromiso Bautismal, decidiéndonos a trabajar con ilusión en las responsabilidades actuales y en las claves necesarias para que sirva todo ello al objetivo del ‘bien morir’.
Ayuda con tu oración a los Hermanos, rezando al Señor Jesucristo por todas sus necesidades, materiales y espirituales. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España 
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