Reflexión 22 de Noviembre

Buenos días en la Solemnidad de JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO.
Esta solemnidad concita varias situaciones que nos han de ser de sumo interés.
En primer lugar tenemos lo que la figura del Señor Jesucristo, por el que fueron creadas todas las cosas, es para todos los cristianos, incluso debería de ser para todos los hombres.
Igualmente, en este Domingo cerramos el Año Litúrgico, aunque a lo largo de la semana tendremos la oportunidad de ir asimilando este ‘fin de año’, que en la relación de la Fe a través de la Liturgia, lo hemos recibido todo y cada uno ha de saber cómo lo ha aprovechado, con todas las circunstancias que han concurrido.
A este respecto hay una muy sencilla pregunta que hacerse: Durante este Año litúrgico, ¿cómo he progresado en la Fe, en la Esperanza y en la Caridad?
En esta dimensión del final del Año Litúrgico resuenan todas las jornadas de este Mes de los Difuntos, que hemos venido dedicando a lo que es ‘prepararse a bien morir’, en el que no se puede perder o malgastar el tiempo, avocándonos ya al nuevo Año Litúrgico, que comenzará el próximo domingo con el Tiempo de Adviento.
Y, finalmente, os ofrezco que consideréis un aspecto de esta Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo.
Creo que no es difícil entender bien este Título del Señor Jesús, porque efectivamente es el REY del UNIVERSO, pero de la misma forma ¿es el Rey de ‘tu universo’?
Para que así lo sea, para que pueda reinar en ‘tu universo’, en el conjunto de tu realidad existencial, en tu corazón, en tus sentimientos, en tus pensamientos, en tus deseos…, sólo depende de tu propia decisión libre y voluntaria.
¿Qué interés puede tener para cualquier persona, para ti o para mí, que Cristo sea ‘REY DEL UNIVERSO’, sino no es el REY de la propia vida?
Para que REINE en tu vida o en la mía, ha de haber, no sólo un deseo, sino una decisión firme de que así sea.
Se puede decir que ya es Rey de mi vida, porque yo acepté el Bautismo, por el que fui incorporado a su Cuerpo Místico, a su Iglesia, pero luego ha ido transcurriendo el tiempo en el que ¿le he dejado, le dejo que reine, o le he rechazado, le rechazo por el pecado que no acabo de arrancar del propio corazón?
Ahí queda, para que el DÍA JUBILOSO DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO, no quede difuminado porque su reinado en mi corazón sea pobre o algo peor. Pueden ser momentos de reflexión y de pasos hacia la CONVERSIÓN necesaria.
Con Fe y Esperanza, te pido la oración por todas las necesidades de los Hermanos a este Señor, que verdaderamente es REY DE TODO LO CREADO. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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