Reflexión 4 de Noviembre

Buenos días en la Fiesta de San Carlos Borromeo, Cardenal Arzobispo de Milán.
En este Mes de los Difuntos encontramos en la vida de San Carlos Borromeo, grandes enseñanzas de la actitud que se ha de mantener ante la muerte.
San Carlos era de una familia muy rica, su hermano mayor, a quien correspondía la mayor parte de la herencia, murió repentinamente al caer de un caballo.
Entonces el consideró la muerte de su hermano, como un aviso enviado por el cielo para estar preparado, porque el día menos pensado llega Dios por medio de la muerte a pedirnos cuentas.
El planteamiento de su vida fue drástico para mantener su vida en perfecta relación con la experiencia vivida por la muerte de su hermano, pues llega a decir que “un obispo demasiado cuidadoso de su salud NO consigue llegar a ser SANTO y que a todo SACERDOTE y a todo APÓSTOL deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder”.
Lo que quiere decir que la ociosidad tiene responsabilidad moral, así como toda falta de omisión que supone dejar de hacer lo que se debe, en el momento y lugar que se debe.
Hay que comprender que para ‘bien morir’ es básico transcurrir la vida en la gracia de Dios, superando toda tentación o situación de pecado que se pueda presentar, para lo que lógicamente será necesaria la Confesión de los pecados, a través del Sacramento de la Penitencia.
Ya sabemos que ir a confesarse con la frecuencia que presente la necesidad, por los errores y pecados que se cometen, cuesta un cierto esfuerzo, máxime en esta sociedad en la que en sus características están la prepotencia y la supremacía, que hacen no sentir la necesidad de reconocer las propias faltas y pecados ante nadie, y menos en la humildad que exige ponerse delante de un sacerdote que, como Ministro del Señor Jesucristo, es el que tiene la autoridad y el poder de perdonar los pecados.
Os INVITO a considerar lo importante que es llegar a ‘bien morir’; para que llegado el momento que Dios Padre Todopoderoso, en su infinita e insondable Providencia, tenga previsto el ‘tránsito’ personal de esta vida a la otra sea en el agrado de Dios, lo que le llevará a la plenitud de su Gloria.
Pero entretanto, no debemos abandonar las necesidades de los momentos presentes, por lo que te pido, como cada día, que reces a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por todos los Hermanos, que los ayude a superar las situaciones difíciles en las que se puedan encontrar. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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