Reflexión 5 de Noviembre

Buenos días.
Seguimos orando por los fieles difuntos, por todos aquellos que están más necesitados de sufragios porque no tienen a nadie en la Iglesia Peregrinante que les recuerde, precisamente en este Mes dedicado a ellos.
Al tiempo que aprovechamos este tiempo de Gracia para seguir reflexionando en los Novísimos, que aún nosotros no hemos llegado al primer paso de los mismos, cual es la muerte, pues ya sabéis que son cuatro: Muerte, Juicio, Cielo e Infierno.
Pues bien, para poder seguir dando pasos en ese deseo y preparación para ‘bien morir’, hay una clave que debemos considerar y tener muy en cuenta.
Por un lado estamos recorriendo esta Jornada terrenal, que más o menos a todos agrada y desean que se prolongue lo más posible, un deseo totalmente legítimo, máxime si se está viviendo en el espíritu del evangelio.
Por otro lado está la realidad inaplazable de que esta Jornada terrenal dará paso a la Jornada eterna, a través del TRÁNSITO, que así llamo a la muerte propia, para continuar el camino de los Novísimos.
Centrándonos en el propio TRÁNSITO que hemos de vivir, para el que intentamos ponernos delante, queda preguntarse cómo es la mejor forma de abrirnos a esta inexorable realidad.
Hace muchos años que lo descubrí, lo tuve claro y lo creo de forma definitiva, esta clave es AMAR LA PROPIA MUERTE.
Amar mi muerte me llena de gran confianza para ese tránsito, que en la experiencia personal no lo conozco; aunque la Fe me aliente y la Esperanza me dé confianza, no deja de ser ‘un salto en el vacío’, que me pondrá en las manos misericordiosas de Dios, momento en el que ya no habrá nada que temer.
Por tanto, si yo AMO el momento justo en el que voy al encuentro con mi Padre Dios, ¿por qué tengo que temer, ni darme miedo, ni angustiarme?
El Amor sincero y verdadero sabemos que nos ha hecho y nos hace hacer cosas inimaginables. Nos da seguridad absoluta para emprender empresas, a veces, muy atrevidas. En resumen, el Amor auténtico es el motor más fuerte y resistente para superar los obstáculos que se quieran presentar.
Pues bien, aquí tienes, aunque un tanto explicado, digamos, por encima, las razones por las que DEBES AMAR TU MUERTE. Si así lo haces, no tengas duda de que la perspectiva de tu vida y las exigencias del bautismo recibido y de la Fe Profesada, tendrá un horizonte lleno de Luz, Alegría y Paz.
Pero ahora, mientras continuamos nuestra peregrinación, te pido que reces con insistencia al Señor Jesucristo, nuestro Redentor, por todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es