Reflexión 15 de Noviembre

Buenos días en el DIA DEL SEÑOR.
Como hemos ido viendo a lo largo de estos días, la preparación para ‘bien morir’ es algo tan sencillo como el VIVIR EN GRACIA DE DIOS.
Algo que no es difícil, aunque sí es costoso, unos momentos y días más que otros.
Vivir en Gracia de Dios supone mantener esa SALUD que hemos ido desgranando los días pasados, para lo que se necesita, sin excusa, un análisis frecuente, por no decir diario, de cómo se van afrontando todas las cosas en el AMOR A DIOS, que ha de ser la primera y última razón para ganar el ‘combate espiritual’, que se libra durante esta jornada terrenal: Las ‘Tinieblas’ intentarán arrastrarnos, mientras la ‘Luz’ nos fortalecerá para mantenernos en la perseverancia del bien.
Indudablemente habrá fallos, que en algunos momentos serán errores más o menos serios, cuando no pecados de diferente responsabilidad moral.
La Iglesia Católica que recibió de su Maestro y Señor Jesucristo los medios para que el hombre pueda volver una y mil veces que fuera necesario, a su Amor y a su Misericordia, nos ofrece las Gracias necesarias.
Lo que las personas hemos de asegurar es el verdadero compromiso, que emana del Bautismo, de VIVIR en la Gracia de Dios, para lo que la CONCIENCIA bien formada es capital y determinante en la vida del fiel cristiano.
Por esta CONCIENCIA, en la reflexión personal que la persona haga cada día podrá determinar cuáles han sido sus errores o faltas, qué grado de responsabilidad moral tienen, si son faltas leves, lo que se llaman ‘pecados veniales’, o de mayor gravedad.
En el primer caso la Iglesia nos enseña a conseguir el perdón de las mismas a través de actos u oraciones sencillas, en las que sobresale el ‘Acto de Contrición’, conocido como el ‘Señor mío Jesucristo’, que si se toma la costumbre de rezarlo pidiendo perdón por todos los errores, faltas y pecados, bien cuando se haga el momento de reflexión o al final de cada día, sin duda se mantendrá un alto grado de Salud Espiritual.
Lógicamente para la cuestión de pecados de mayor gravedad, aparte del arrepentimiento en el día causante habrá que prepararse y acudir al Sacramento de la Confesión, que ya hablaremos en días sucesivos.
Pero antes de acabar quiero llamar la atención con las palabras de San Pablo en la primera carta a los Tesalonicenses 5,1, que se proclama hoy en la Santa Misa de este Domingo 33 del Tiempo Ordinario: “Hermanos, en lo referente al tiempo y a las circunstancias, no necesitáis que os escriba, pues vosotros sabéis perfectamente que el Día del Señor LLEGARÁ COMO UN LADRÓN EN LA NOCHE”.
Efectivamente, no sabemos ni el día ni la hora, lo que nos ha de ANIMAR a imitación de Cristo, ir pasando por la vida HACIENDO EL BIEN, y por consecuencia dispuestos cada día a ‘bien morir’.
Por favor, no dejes del rezar a nuestro buen Padre Dios, Señor de la Vida y de la Historia, para que las necesidades materiales, morales y espirituales de los Hermanos se vean atendidas por la Misericordia Divina. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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