Reflexión 12 de Noviembre

Buenos días.
Ya hemos sobrepasado la tercera parte de este Mes de los Difuntos, y conviene recordar que ‘es de bien nacidos, ser agradecidos’, en este caso, gratitud a todos los que nos han precedido en el tránsito de esta vida terrenal a la eternidad, abriéndonos los caminos que ahora transitamos por este mundo.
Sabemos que según nos enseña la Doctrina Católica, aquellos que tienen pendiente alguna ‘purificación’ por el reato de culpa de los pecados cometidos, reconocidos, arrepentidos y confesados, han de sufrirla en el Purgatorio por el tiempo necesario, pudiendo recibir la ayuda de los aún peregrinamos en este mundo con el ofrecimiento de sufragios.
No lo olvides y no dejes de ofrecer cada día los sufragios que tengas a tu alcance, aunque sólo fuera un padrenuestro por los difuntos más necesitados o por aquellos que quieras preferenciar.
En todo caso, también hemos de atender a nuestro propio ‘tránsito’, para lo que estamos intentando reflexionar en todos estos días sobre la necesidad de estar preparados el día que tengamos que hacerlo.
Y así, hoy podemos plantear y escrutar la salud religiosa y espiritual, propia y de los otros.
La salud religiosa la constatamos por la aceptación que se tiene a todo lo que representa la religión, así como las prácticas piadosas y devocionales, entre las que sobresalen absolutamente la práctica de los Sacramentos, particularmente los que se pueden frecuentar con asiduidad: la Confesión y la Eucaristía.
Aquí vemos con facilidad cómo nuestra sociedad se ha secularizado de tal manera, que lo que es toda esta práctica religiosa en función de la creencia que se tiene, se la ha ido marginando, habiendo recibido un duro golpe durante esta pandemia; pero lo más grave es que por consecuencia de ella, en lugar de producirse una vuelta a Dios espontanea, manifestando la FE, se abandona toda expresión y demostración del Amor a Dios, que es lo que produce principalmente la práctica religiosa.
Por estos caminos se prescinde de Dios, para poner todo el empeño en la fuerza que puede generar el hombre, que lleva los casi once meses del año 2020 fracasando, como es tan evidente y se puede comprobar en donde se quiera mirar de todo lo que es y compone la sociedad.
Es muy necesario pararse a pensar, ver todo lo que está sucediendo y cómo va resultando una situación que los calificativos que se la pueden aplicar van siendo graves con tendencia a empeorar y ser muy graves.
Pero sigue siendo muy necesario que reces hoy también a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por el bien y la buena solución de las necesidades de todos los Hermanos, espirituales y materiales. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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