Reflexión 26 de Septiembre

Buenos días.
Resulta una verdadera lástima cuando la persona se deja llevar por esa inclinación al mal que el pecado original le dejó como huella.
En esta realidad aparecen los vicios, que son esos actos reiterados contra la moral y las buenas costumbres, que llevan a la persona a una pérdida de la voluntad e incluso del buen nombre de su persona y estatus.
Decía Plutarco, historiador griego, que: “El que tiene muchos vicios, tiene muchos amos”, porque al haber perdido la voluntad, quien gobierna la vida es ese vicio que no encuentra saciedad nunca, siempre querrá volver una vez más a la materia que sea: alcohol, juego, sexo… u otras cosas de apariencia más noble, pero que al fin son vicios igualmente con las tiranías propias que conlleve.
Este tema requiere una atención importante de la persona sobre sí, ya que puede creer que no tiene ningún vicio que la esclavice y, en cambio, pueden existir cosas sin la apariencia de vicio que están privándola del gobierno propio de su vida, pues si un mal hábito o vicio le domina, no podrá ejercer el gobierno personal de la propia vida que le exige la libertad de hijo de Dios que ha recibido, con todo lo que ello representa.
Habrá que ver la calidad de la autonomía y buen gobierno personal, cuidarlo, y, en todo caso, trabajar seriamente para erradicar los posibles malos hábitos o vicios que se hayan arraigado. Al tiempo que convendrá seguir el consejo evangélico: “Velad, velad y orad”, pues sin vigilancia cualquier cosa mala o simplemente negativa le puede llevar por delante a cualquier persona. 
Ya te pido que hoy reces, con Fe y Esperanza, al Señor Jesús, para que nos libere a todos los que aquí nos encontramos en su Madre Amantísima, de los posibles vicios que nos hayan atrapado. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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