Reflexión 24 de Septiembre

Buenos días en la Fiesta de Nuestra Señora la Virgen María de la Merced.
Así se manifestó a San Pedro Nolasco en 1218 para la redención de los cautivos.
Y hoy sigue acogiendo bajo su manto a todos aquellos hijos suyos que viven sometidos a alguna cautividad, pidiendo que se vaya en ayuda de su liberación.
Esta es una de las cosas que quien no tiene ese problema en sí o entre los que les rodean, miran sin ver y escuchan sin entender; dejaran pasar este día, quizás oyendo alguna noticia de la población privada de libertad en la cárceles u otras situaciones, pero la verán tan lejos que no se sentirán interpelados, lo cual no deja de ser una desgracia aunque no lo crea quien así lo viva.
La Misericordia, que es un atributo de Dios, y que las personas, creadas a su imagen y semejanza, también han de poseerla y desarrollarla en su corazón, sentimientos y obras.
Esta virtud de la Misericordia se debe fomentar precisamente en la compasión de los sufrimientos, carencias y desgracias de los otros, procurando en la medida de lo que cada uno pueda para que sean superadas en cualquiera de sus necesidades.
Ojalá que hoy ponga cada uno su corazón a examen para comprobar su grado de misericordia con todos los hermanos cautivos, presos o sometidos a tantas esclavitudes sociales, morales o físicas, que existen en nuestra sociedad.
A Santa María de la Merced, reza con mucha confianza para que venga en ayuda, no sólo de todos los Hermanos que aquí en Ella nos encontramos cada día, sino que también auxilie a todos sus hijos que sufren en cautividad, para que consiguiendo la libertad interior alcancen pronto la libertad que desean y necesitan. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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