Reflexión 15 de Septiembre

Buenos días.
En la Fiesta de la Virgen María de los Dolores, te invito a la meditación de lo que supuso la unión de Ella con su Hijo Jesucristo en el Misterio de la Redención, que ayer celebramos en la Exaltación de la Santa Cruz.
Stabat Mater es un himno católico medieval datado en el siglo XIII, de origen franciscano y atribuido tradicionalmente a Jacopone da Todi​ cuyo uso más extendido desde el siglo XV es el de secuencia. También es común su utilización dentro del oficio como himno para las festividades de la Mater Dolorosa.
Stabat Mater es una de las composiciones literarias a la que más se le ha puesto música; cerca de 200 compositores diferentes, compositores de distintas épocas, de género, de estilos y de visión musical han compuesto en base a este texto medieval.
Aquí os lo dejo para vuestra oración, meditación y reflexión.
Estaba la Madre dolorosa llorando junto a la cruz de la que pendía su Hijo.
Su alma quejumbrosa, apesadumbrada y gimiente, atravesada por una espada.
¡Qué triste y afligida estaba la bendita Madre del Hijo unigénito!
Se lamentaba y afligía y temblaba viendo sufrir a su divino Hijo.
¿Qué hombre no lloraría viendo a la Madre de Cristo en tan gran suplicio?
¿Quién no se entristecería al contemplar a la querida Madre sufriendo con su hijo?
Por los pecados de su pueblo vio a Jesús en el tormento y sometido a azotes.
Ella vio a su dulce Hijo entregar el espíritu y morir desamparado.
¡Madre, fuente de amor, hazme sentir todo tu dolor para que llore contigo!
Haz que arda mi corazón en el amor a Cristo Señor, para que así le complazca. ¡Santa María, hazlo así!
Graba las heridas del Crucificado profundamente en mi corazón.
Comparte conmigo las penas de tu Hijo herido, que se ha dignado a sufrir la pasión por mí.
Haz que llore contigo, que sufra con el Crucificado mientras viva.
Deseo permanecer contigo, cerca de la cruz, y compartir tu dolor.
Virgen excelsa entre las vírgenes, no seas amarga conmigo, haz que contigo me lamente.
Haz que soporte la muerte de Cristo, haz que comparta su pasión y contemple sus heridas.
Haz que sus heridas me hieran, embriagado por esta cruz y por el amor de tu hijo.
Inflamado y ardiendo, que sea por ti defendido, oh Virgen, el día del Juicio.
Haz que sea protegido por la cruz, fortificado por la muerte de Cristo, fortalecido por la gracia.
Cuando muera mi cuerpo haz que se conceda a mi alma la gloria del paraíso. Amén.
A la Madre Dolorosa te pido hoy que la reces pidiendo su maternal protección para todas las necesidades e intenciones de los Hermanos, que aquí nos encontramos en Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es