Reflexión 16 de Septiembre

Buenos días.
En el curso de la convivencia con los demás se establecen diálogos de diferente tipo y en circunstancias muy diversas.
No pocas veces la persona se queja de no ser escuchada, bien sea por su interlocutor o en grupo cuando el diálogo es múltiple, y se esfuerza por abrirse paso en medio del debate para que se atienda a lo que desea decir, que para ella es algo muy importante e interesante, pero no lo consigue.
En la mayoría de estas situaciones, por no decir en todas, lo conveniente y necesario será guardar silencio, sereno y firme, para poder ser escuchada, pues pasado un breve tiempo alguno de los interlocutores se dará cuenta y le pedirá su palabra para la conversación que se trae.
El silencio de un corazón limpio y sereno, bien administrado, es siempre un gran bien que conllevará muchos beneficios para sí y para los otros. Para sí porque le introduce en la observación, en la reflexión y en buscar lo mejor para aquella situación y circunstancia. Y para los otros porque terminará siendo un testimonio muy encomiable.
¿Conoces el silencio? ¿En tu corazón, en tu alma?
¿Sabes guardar silencio?
¿Sabes administrar tus silencios?
Reza con Amor al Sagrado Corazón de Jesús, en favor de todas las necesidades de los Hermanos que aquí volvemos a estar en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía.AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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