Reflexión 10 de Septiembre

Buenos días.
Celebra hoy la Iglesia a San Nicolás de Tolentino (1245-1305), fraile de la Orden de San Agustín, considerado patrón de las almas del purgatorio.
Su sepulcro en Tolentino fue, desde primera hora, centro de peregrinación de verdaderas multitudes de fieles, que buscaban su intercesión, sucediéndose una larga lista de favores reconocidos.
Ya antes de su canonización oficial el Papa Bonifacio IX, en 1400 le reconoció como “santo”, concediendo indulgencia plenaria a los que visitasen su sepulcro en determinada circunstancia.
De las más variadas expresiones de la santidad de Nicolás cabe resaltar la de su relación con las almas del purgatorio, de las que es considerado patrono o especial protector.
Fue al comienzo de su vida sacerdotal y se conoce como la visión de Valmanente: “Un sábado por la noche, cuando acababa de acostarse, le parece oír un fuerte grito que lo sobresalta: Fray Nicolás, hombre de Dios, mírame.
Él se vuelve y ve una figura que no consigue identificar. Soy el alma de fray Peregrino de Ósimo, a quien has conocido de vivo. Entonces yo era tu siervo. Ahora sufro tormento entre llamas. Dios ha acogido mi contrición y, por eso, no me ha condenado a las penas del purgatorio. Te suplico humildemente que celebres por mí una misa de difuntos, para que salga de estas llamas.
Nicolás acierta a responder: Que el Señor, nuestro Redentor, te ayude, hermano. El caso es que, esta semana estoy encargado de la misa conventual, y no puedo decir misa de difuntos; mucho menos mañana, que es domingo. A lo que fray Peregrino replica: Ven conmigo, a ver si eres capaz de rechazar la súplica de una multitud tan desgraciada como la que te voy a enseñar. Y lo guía a otra parte del convento, desde donde le muestra la pequeña llanura próxima a Pésaro, llena de una multitud de gente de todo sexo, edad, condición y categoría. Y añade: ¡Ten misericordia de nosotros, padre! ¡Compadécete de esta multitud tan desgraciada que espera tu ayuda! Si celebras la misa por nosotros, casi toda esta gente saldrá de estos tormentos tan atroces.
Fray Nicolás se despertó conmocionado. El resto de la noche lo pasó implorando al Señor con lágrimas por la multitud que había visto. Por la mañana se lo contó al prior y le pidió permiso para celebrar la misa de difuntos durante la semana. El prior se lo concedió de inmediato, de forma que Nicolás pudo celebrar por aquella pobre gente toda la semana, al tiempo que multiplicaba sus oraciones y lágrimas.
Al cabo de siete días, se le volverá a aparecer fray Peregrino, para agradecerle su misericordia. Tanto él como muchos de aquella multitud disfrutaban ya de la gloria, gracias a las misas y oraciones de Nicolás”.
Las siete misas, conocidas como misas tolentinas, corresponden a los siete días que transcurrieron entre la visión de Valmanente y la oportuna confirmación de la salvación de fray Peregrino, gracias a las misas celebradas por san Nicolás y a sus oraciones y lágrimas.
La piedad popular hizo el resto, desarrolló la creencia común de la eficacia de estas misas en la liberación inmediata de las penas purgativas.
Toda la vida de San Nicolás de Tolentino es muy interesante que bien merece conocerse, pero hoy ya te pido que reces pidiendo su intercesión en favor de todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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