Reflexión 26 de Febrero

Buenos días en la celebración de Santa María en sábado.
Ante la situación general en la que nos encontramos, me parecía interesante aguardar a conocer el mensaje de la Virgen María Reina de la Paz de ayer día 25 de febrero de 2022, pues bien sabéis que de forma regular cada día 25 de mes Ella da un mensaje.
El mensaje de ayer dice textualmente: “¡Queridos hijos! Yo estoy con vosotros y rezamos juntos.
Hijos míos, ayudadme con la oración para que Satanás no prevalezca.
Su poder de muerte, odio y miedo ha visitado la tierra.
Por eso, hijos míos, regresad a Dios y a la oración, al ayuno y a la renuncia, por todos aquellos que son pisoteados, son pobres y no tienen voz en este mundo sin Dios.
Hijos míos, si no regresáis a Dios y a sus Mandamientos, no tenéis futuro.
Por eso, Él me ha enviado a vosotros para guiaros.
¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”
Como se ve claramente, estamos ante unas palabras de la Virgen dichas con claridad y con una exigencia grande, que bien lo explica.
Ella dice: ‘Hijos míos, ayudadme con la oración para que Satanás no prevalezca. Su poder de muerte, odio y miedo ha visitado la tierra’.
Está bien claro lo que nos revela de la fuerza de Satanás en estos tiempos y en esta tierra nuestra; no es difícil comprobar estas palabras de la Reina de la Paz: ‘su poder de muerte, odio y miedo ha visitado la tierra’. ¿No hay acaso muerte, odio y miedo entre nosotros desde hace dos años con la pandemia y ahora con la guerra?
Y la muerte, no debemos de entenderla únicamente en el sentido físico y material, sino la que es más grave: la muerte espiritual.
Pide nuestra ayuda con la oración ‘para que Satanás no prevalezca’; son palabras muy graves para meditarlas serenamente, y también con la profundidad que llevan.
A continuación encontramos una llamada que resulta muy difícil ignorarla en las puertas de la Cuaresma y en el ambiente en el que estamos inmersos: ‘Por eso, hijos míos, regresad a Dios y a la oración, al ayuno y a la renuncia, por todos aquellos que son pisoteados, son pobres y no tienen voz en este mundo sin Dios’.
Y hace una advertencia final: ‘Hijos míos, si no regresáis a Dios y a sus Mandamientos (conversión), no tenéis futuro. Por eso, Él me ha enviado a vosotros para guiaros’.
Poco hay que agregar. Cada uno debe sacar sus propias conclusiones y actuar en consecuencia, pero parece que a la altura de la situación general en la que estamos no quedan otras alternativas.
No obstante te sigo pidiendo que reces hoy también a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por las necesidades e intenciones de los Hermanos que en Ella volvemos a encontrarnos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es