Reflexión 11 de Febrero

Buenos días en la Fiesta de la Virgen de Lourdes.
Ya hace 164 años que la Santísima Virgen en su Inmaculada Concepción vino a Lourdes, pequeño pueblo situado en la falda de los Pirineos franceses.
Y lo hizo con gran sencillez, transmitiendo un mensaje tan natural, humilde y sencillo como era la niña Bernardita Soubirous, a la que se le apareció durante las 18 veces.
Como todos los mensajes del Cielo, mantiene la frescura y la actualidad que hoy necesitamos también nosotros.
Me limitaré a hacer referencia a algunos de ellos, para que cada uno pueda reflexionar y atender en la mejor medida que pueda.
Santa Bernardita describe así el encuentro con la Virgen aquel 11 de febrero: "Vi a una Señora vestida de blanco: llevaba un vestido blanco, un velo también de color blanco, un cinturón azul y una rosa amarilla en cada pie".
El 18 de febrero le dice la Virgen: "No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el otro. ¿Quieres hacerme el favor de venir aquí durante quince días?". La niña obedeció y en lo humano, físico y material, desde luego no tuvo la felicidad en este mundo, como ella misma describe en su Testamento.
Ya el 24 de febrero, en la octava aparición la Señora le dice a Bernardita: "¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Ruega a Dios por los pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!".
Este mensaje tiene una rabiosa actualidad a juzgar por el mundo en el que nos está tocando vivir, pues no es difícil identificar la cantidad de pecados que se cometen, la gravedad de muchos de ellos, que incluso trascienden el ámbito personal para convertirse en pecados comunitarios o sociales.
Os deseo un día de oración y penitencia en torno a la Santísima Virgen de Lourdes, que sigue remediando tantos males espirituales como físicos y materiales a muchos peregrinos que acuden hasta la Gruta de Massabielle.
Y hoy te pido reces a Santa Bernardita Soubirous, porque su intercesión es muy importante ante Dios y ante la Santísima Virgen, en favor de todas las necesidades de los Hermanos que volvemos a encontrarnos aquí como cada día. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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