Reflexión 19 de Febrero

Buenos días.
En este día, sábado, en el que la Santísima Virgen tiene una presencia y una significación especial, podríamos echar la vista a nuestro alrededor con la mirada de Ella.
La Virgen María, Reina de la Paz, siempre nos ha pedido, nos ha suplicado, orar con insistencia y trabajar por la Paz, desde la paz mundial a la paz, digamos, más doméstica, como es la paz en el propio corazón, en la propia familia, en el entorno social, y por supuesto en todo lo que concierne a nuestra Patria.
La Virgen María ha insistido e insiste cuando puede, que se rece con perseverancia por la conversión de los pecadores.
Parece que en nuestro tiempo no se quiere o quizás no se sabe, aunque parezca inverosímil, creer en la condenación eterna, lo que hace que se acepte con cierta facilidad lo que es la permisividad moral, que abarca a todo lo que obliga la Ley moral que todos están llamado a seguir.
María Santísima sufre cuando ve cómo las almas se precipitan por los acantilados del pecado y entran en caminos sin retorno, insistiendo a todos con aquella petición que hiciera en Fátima a los Pastorcitos en la cuarta aparición el 19 de agosto de 1917: “Y tomando un aspecto muy triste, la Virgen añadió: Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por ellas”. Más claridad en sus palabras, imposible.
No parece que se necesiten más argumentos para darnos cuenta de la situación en la que se encuentra nuestra sociedad, y para dar una respuesta adecuada, cada uno desde su realidad y situación personal.
Y ya te pido hoy que reces a la Santísima Virgen en favor de todas las necesidades de los Hermanos, que nos volvemos a encontrar aquí en el Amor de María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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