Reflexión 13 de Febrero

Buenos días en el Día del Señor.
El ejercicio de los Siete Domingos de San José en su Tercer Domingo nos presenta: “El dolor: cuando la sangre del niño Salvador fue derramada en su circuncisión. La alegría: dada con el nombre de Jesús.
Oh ejecutor obedientísimo de las leyes divinas, glorioso San José: la sangre preciosísima que el Redentor derramó en su circuncisión os traspasó el corazón, pero el nombre de Jesús, que entonces se le impuso, os confortó, llenándoos de alegría.
Por este dolor y por este gozo, alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos con el santísimo nombre de Jesús en el corazón y en los labios”. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
El gozo, la alegría, que siente San José es con el Nombre de Jesús que se le impuso al Niño, lo cual nos habla de la importancia que tiene el Nombre en cada persona.
La Sagrada Escritura habla en muy diferentes pasajes del Nombre de Dios, y de su importancia, tanto para alabarlo y bendecirlo como para hablar o actuar en su Nombre, así como también la máxima gravedad que tiene maldecirlo.
En la vida propia, el nombre que se recibió en el Bautismo tiene una gran importancia para la propia persona que lo lleva, no solo por lo que signifique en su etimología, sino también por el santo protector que llevó ese nombre, con él se santificó y por ello será protector de los que peregrinan aún por este mundo con tal nombre.
De aquí se deduce la importancia que tiene amar el propio nombre y dar la talla a lo que significó el que se le pusiera.
Conocer bien al Santo protector e intentar seguir sus ejemplos es una tarea tan bonita como fructífera, pues no solo tenemos al Ángel Custodio para recurrir a su ayuda, sino que también podemos contar con el Santo Protector.
Para los que aún no han tenido en cuenta, tanto su Nombre como el Santo que lo llevó, ya tienen tarea.
Reza hoy, como domingo que es, al Señor Resucitado, para que venga en ayuda y auxilio de todos los Hermanos en razón de las necesidades que cada uno tenga, mientras nos mantenemos en torno a su Madre Amantísima. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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