Reflexión 16 de Febrero

Buenos días.
Siempre pensé que cuando alguna persona le hace a otra alguna confidencia o le manifiesta su intimidad, le da lo más valioso que tiene, por lo que la persona que recibe esas confidencias debe tener muy claro que recibe algo tan inapreciable, que ha de tener mucho cuidado para no defraudar la confianza recibida.
No hay ni habrá cosa más valiosa que se pueda recibir que la confianza, la intimidad de quien te encuentra capacitado para recibirla, de aquí que siempre se quedará en deuda con quien se te ha confiado.
En un mundo tan insensible por los egoísmos de buscar el beneficio más inmediato, sin reparar en que la vida no se acaba ‘a la vuelta de la esquina’, se hace muy difícil comprender que hay cosas más importantes en las relaciones interpersonales que no están en esos egoísmos o intereses materiales más inmediatos.
Siempre es bueno escrutar el propio corazón para terminar de conocerle en cuanto a sus sentimientos, pues como la persona es el enemigo número uno de sí misma, pues se engaña o se deja engañar con argumentos interesados y hechos a medida, por lo que si no se está muy vigilante se cae fácilmente en errores que pueden llegar a ser graves o muy graves.
Hoy miércoles, nos acogemos a San José y le pedimos con fe y esperanza, que interceda en favor de las necesidades, materiales y espirituales, de los Hermanos, para que se vayan encontrando las mejores soluciones. Digamos: San José glorioso, ampara a quien contempla tu pena y gozo. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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