Reflexión 24 de Diciembre

Buenos días en este último día del Adviento, que dará paro al Tiempo de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
Hoy os propongo fijarnos en una figura que no encontraremos en el Nacimiento que contemplaremos.
El Evangelio de San Lucas (2,8-20), nos cuenta lo que aconteció en aquella Nochebuena en la que nació el Niño Jesús.
Fijémonos en los pastores que estaban con los rebaños, a los que se les aparece un ángel para decirles: “No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, OS HA NACIDO UN SALVADOR, EL MESÍAS, EL SEÑOR. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
Recibido este mensaje, de forma inmediata, “en torno al ángel, apareció UNA LEGIÓN del ejército celestial, que ALABABA A DIOS diciendo: GLORIA A DIOS EN EL CIELO, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.
En este DIOS PADRE NUESTRO, os propongo fijarnos cuando esta Noche Santa acudamos al Belén a ADORAR al Niño, pues de la Voluntad liberrísima de Dios nos llegó el Salvador, como signo del AMOR infinito que nos tenía a todos los hombres, de todos los tiempos, y de las Promesas hechas por medio de los Profetas.
El propio Señor Jesucristo nos enseña cómo HEMOS DE TRATAR A DIOS nuestro Padre y cómo HEMOS DE RELACIONARNOS CON ÉL.
Nos enseñó que en lo más íntimo de nuestra vida, en el secreto de nuestro corazón, está el PADRE DIOS dispuesto a ESCUCHARNOS, y que con la oración del Padrenuestro, que también nos enseñó, tendríamos el camino siempre abierto para ser escuchados por Él (Mt 6,6-13).
Os INVITO a no dejar de buscar a DIOS NUESTRO PADRE, en esta Nochebuena cuando acudamos a ADORAR AL NIÑO, sin dejar de contarle ‘todo’ con el rezo simplemente del Padrenuestro.
No podemos olvidar que Dios nuestro Padre es el SEÑOR DE LA VIDA Y DE LA HISTORIA, y de su mano hemos de caminar hacia la Vida Eterna, siguiendo las huellas del Señor Jesús y de la mano del Espíritu Santo.
Hoy también es el día que no puedes dejar de rezar por todas las necesidades espirituales y materiales de los Hermanos; con Fe y Esperanza reza a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por esta intención. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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