Reflexión 16 de Diciembre

Buenos días
Inmersos ya en el espíritu navideño a cuyo amparo se estrechan las relaciones familiares y humanas, aunque este año tenga unas connotaciones especiales por el coronavirus, es importante pensar un poco sobre estos acontecimientos familiares y sociales.
La experiencia nos dice que, siendo momentos entrañables, no pocas veces se tornan en ocasión de tensiones, reproches, incluso rupturas, que se prolongaran en el tiempo, quizás hasta la siguiente navidad.
Es por ello que quisiera plantear una cuestión que se debería tener más en cuenta en el comportamiento de la persona; me refiero a la RECTITUD DE INTENCIÓN.
Como enseña el Señor Jesucristo (Mt 15,15-20), en el corazón se albergan ‘toda clase de sentimientos y pensamientos perversos…’, lo que hace que cuando la persona ‘no cuida su corazón’ las intenciones están envenenadas con resentimientos, venganzas o rencores que la hacen estar en una disposición negativa según con qué personas, llegando incluso a reaccionar malamente de una forma imprevista, hasta sin darse cuenta.
Es por ello que se ha de buscar y fomentar siempre la RECTITUD de conciencia y de vida, para poder hacer frente a todo lo que suponen las relaciones humanas, así como todo lo que se deriva de la convivencia, etc.
Y cuando se fomenta esta RECTITUD en la conciencia, será fácil aplicarla a las intenciones que se llevan dentro y que pueden aflorar hasta casi sin darse cuenta, de forma espontánea.
La RECTITUD será un EJERCICIO DE VIRTUD que habrá que fomentar, para poder llegar a tener y vivir una integridad moral, espiritual, incluso física y material.
La cuestión que planteamos nos permite examinar, escrutar el grado de salud de la propia alma, del corazón.
Mi petición de cada día para que reces hoy a María, nuestra Madre y nuestra Guía, en favor de las intenciones y necesidades de cada uno de los Hermanos que nos encontramos aquí. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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