Reflexión 22 de Diciembre

Buenos días.
Llegamos paso a paso a culminar este Tiempo de Adviento, en el que comenzamos abriendo los corazones a la Parusía, la Segunda Venida del Señor, dando paso ahora a la gran Celebración de la NATIVIDAD DEL NIÑO DIOS.
Ya indicábamos en otro momento, lo importante que es fijar la atención en cada uno de las personas que están en torno a la CUEVA DE BELÉN, participando del gran acontecimiento que marcaría un nuevo rumbo a la historia de la humanidad.
También dijimos que este año nos encontrábamos ante unas Navidades muy singulares, por todo lo que ha acontecido durante este año y por lo que seguiremos viviendo durante el próximo, lo que hace que se debiera abandonar todo tipo de FRIVOLIDAD en cualquiera de las manifestaciones familiares o sociales que se puedan o se quieran hacer.
Pues bien, hoy propongo fijar la mirada, con la máxima atención, en José, el Esposo de María y padre de ese Niño que nace: JESÚS.
Si bien es verdad que el pasado día 8 de diciembre comenzó el Año Santo de San José, para conmemorar el 150 Aniversario de ser declarado Patrono de la Iglesia Universal, lo cierto es que el papel que juega el Santo Esposo de la Virgen María, es tan singular como relevante en esta última etapa de la Historia de la Salvación.
Hoy os INVITO A REFLEXIONAR sobre alguna de las experiencias por las que tuvo que pasar San José.
Según revela el Evangelio (Mt 1,18ss), José se encontró que antes de que vivieran juntos, María estaba encinta, lo que le puso, lógicamente, en una situación extrema; EN SOLEDAD Y SILENCIO tuvo que vivir esta circunstancia por un tiempo, que por poco que fuera, para él representaría un auténtico ‘calvario’, que diríamos vulgarmente.
Hubo de tomar una decisión, solo él, consigo mismo, y en silencio, y cuando se marcó el camino libremente, fue alertado por un ángel en sueños.
Todas las personas, cada uno de nosotros, hemos de vivir muchas situaciones y muchas veces, en SOLEDAD y en SILENCIO; pero, ¿lo aceptamos así? ¿O preferimos huir de esa ‘soledad’ y de ese ‘silencio’ con señuelos, que a veces pueden hasta ser serios pecados?
Y como en San José, también pueden tratarse de cosas de gran trascendencia. Ojalá que sepamos administrar bien los SILENCIOS en el corazón y en la SOLEDAD de la propia vida.
Ojalá, también, que decidamos TOMAR A SAN JOSÉ COMO MODELO a seguir de una vida en la perfecta obediencia a la Voluntad del Padre Dios, como él la aceptó, la asumió y la llevó a cabo fidelísimamente hasta el final de sus días en la tierra.
Si no has tenido la oportunidad de tener una relación espiritual con San José, aprovecha tus visitas a la Cueva de Belén para estrechar tu amistad con él.
La oración que hiciera el Papa León XIII a San José, es una forma muy valiosa para mantener una muy estrecha relación con su Patrocinio.
Pues ya hoy, a San José te pido que reces, para que su poderosa intercesión venga en ayuda de tantas necesidades, materiales y espirituales, de todos los Hermanos que aquí nos encontramos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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