Reflexión 20 de Diciembre

Buenos días en el Día del Señor, IV Domingo de Adviento.
Estamos ya en la recta final del Adviento, que dará paso al Tiempo de la Navidad.
Es momento de PREPARAR ya la Celebración gozosa de la NATIVIDAD DEL SEÑOR, no sólo en el orden exterior: nacimiento, árbol, adornos navideños, fiesta en las comidas familiares, etc., sino lo que será más importante, todo lo que forma la parte vivencial de lo que aconteció en Belén de Judá.
Se hace preciso entrar en una relación estrecha e íntima con todo y TODOS los que estuviron allí para, también, compartir con los demás.
Indudablemente, primero con la Sagrada Familia y sus vicisitudes hasta llegar a la Cueva de Belén, donde nació el Niño Dios.
Pero también son importantes los Ángeles que aquella noche ANUNCIARON a los Pastores el ‘Nacimiento del Salvador’, y por tanto los propios Pastores que fueron a ADORAR al Niño, dando TESTIMONIO de lo que les habían anunciado los Ángeles.
Luego, el resto del Pueblo que fueron a ADORAR al Niño, así como finalmente los Reyes Magos, que habían pasado por Jerusalén para dar cuenta a Herodes de a dónde iban, recibiendo el encargo, como sabemos, de que volvieran a decirle dónde estaba el Niño para ir él también a adorarle, pero que al no volver los Magos, desencadenó la matanza de los Niños Inocentes.
Pero en todo caso, lo que nos interesa estos días es contemplar todo el panorama de la Nochebuena, así como aprender tantas cosas como nos sugieren, primero, José y María en busca de Posada, para acabar en aquella Cueva Santa donde nació el Salvador.
¿Estás preparado para estar en tan importante acontecimiento como es VISITAR la Cueva de Belén?
¿Prepararás el traje adecuado, corazón limpio, conciencia recta, sentimientos perfectamente abiertos al AMOR, al PERDÓN y a…?
Pues ahí te dejo para que te prepares y podamos todos CELEBRAR, con las mejores galas del corazón, la Primera Venida del Señor en la carne.
Estamos ante unas Navidades muy singulares, que si no somos capaces de VIVIRLAS con intensidad espiritual y cristianamente en todos los gestos y manifestaciones, se habrá perdido una verdadera oportunidad para encontrar la Gracia de Dios, que tanto necesitamos para superar la grave crisis en la que estamos inmersos.
No obstante, no olvides hoy rezar a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.

Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es