Reflexión 8 de Septiembre

Buenos días en la Fiesta de la NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA.
Los nacimientos son celebrados con gran júbilo por el entorno del nacido, incluso es tan importante este hecho del nacimiento que a lo largo de toda la vida, año tras año, se recordará la fiesta de cumpleaños.
Por esta realidad, para los cristianos es muy importante recordar y celebrar el NACIMIENTO DE MARIA VIRGEN, con las muchas connotaciones que tiene esta Fiesta para los creyentes.
En los momentos presentes no podemos menos de comentar la desgracia, fruto de esta situación de la pandemia, de no poder celebrar con todo su esplendor popular, en tantas diócesis y pueblos de España, esta Fiesta de la Santísima Virgen bajo las más diversas advocaciones.
No sé si verdaderamente estamos siendo conscientes del daño que la situación actual está haciendo a la FE de los católicos españoles, incluso me pregunto muchas veces, si éstos estarán siendo conscientes de lo que comento.
Porque la desgracia sanitaria sería mejor superada si los creyentes supiéramos mantener viva la FE, para fortalecerla en la propia vida durante estos tiempos de dolor y sufrimiento, pero no parece que haya movimientos significativos de personas que vuelven su corazón a Dios y hacen gestos de CONVERSIÓN, que en definitiva es lo más URGENTE.
La Santísima Virgen nos ha invitado con insistencia a esta CONVERSIÓN y a la ORACIÓN constante, que alcancen de Dios todas las Gracias necesarias para frenar la pandemia y revertir todas sus malas, sus graves consecuencias.
Por ello, siguiendo nuestra costumbre de obsequiar en la Fiesta de cumpleaños, os invito a OFRECER a la Virgen María en su Fiesta de nacimiento algún movimiento propio de CONVERSIÓN personal, además de ofrecerle el esfuerzo que podemos hacer para ayudar a otros a que entiendan lo necesario que es ORAR mucho y volver el corazón a Dios, esto es ayudar a que las personas se CONVIERTAN.
Es muy necesario que los católicos españoles podamos recuperar urgentemente toda nuestra vida de piedad, toda la religiosidad de nuestros pueblos en torno al Señor Jesucristo, a su Santísima Madre y a sus Santos Patronos; pero todo esto no se podrá conseguir si no es superado este gran látigo del CORONAVIRUS y el tratamiento que se le está dando: excesos, miedos, amedrentamientos, irresponsabilidades, etc., etc.
Pero hoy, las necesidades de todo tipo que tienen los Hermanos, que cada día nos reunimos en torno a la Virgen, hemos de encomendárselas a María, nuestra Madre y nuestra Guía, con el Santo Rosario, a ser posible, y si no, al menos, con tres avemarías. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España 
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