Reflexión 11 de Septiembre

Buenos días
El próximo día 14 de septiembre celebraremos la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
Es una Fiesta muy importante para el pueblo cristiano, pues nos da la oportunidad de Venerar la SANTA CRUZ en su esencia gloriosa y luminosa para la vida cristiana.
En torno a la Santa Cruz tenemos pasajes en el Sagrada Escritura muy interesantes para la meditación.
Hoy os ofrezco esa imagen solemne, por todos bien conocida, que nos relata el evangelista San Juan 19, 25-27: “Junto a la CRUZ DE JESÚS estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO. Luego, dijo al discípulo: AHÍ TIENES A TU MADRE. Y desde aquella hora, el discípulo LA RECIBIÓ COMO ALGO PROPIO”.
En primer lugar consideremos el momento. El Señor Jesucristo ha sido clavado en la CRUZ y levantado en alto, a partir de cuyo momento expresa sus últimas palabras, sus últimos sentimientos, que se recogen en las SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ, cuyo ejercicio de piedad se hace en la mañana del Viernes Santo.
Este es un momento solemne, como hemos apuntado más arriba, por el que todo lo que dice Cristo en la Cruz es de una grandísima importancia, pero hoy quiero fijarme en la que está denominada como la Tercera Palabra, el pasaje de San Juan transcrito más arriba.
Se han podido acercar al pie de la Cruz, su Madre, el discípulo amado, y María, la de Cleofás y María Magdalena.
Dice el evangelio que cuando Jesús se dio cuenta que allí estaban su Madre y el Discípulo que tanto amaba, se produjo lo que es para nosotros ‘el gran acontecimiento’.
Pide a su Madre que acepte a Juan como su hijo, y a éste que acepte a María como su Madre, con lo cual quedó perpetuada la MATERNIDAD DE MARÍA a todos los cristianos, así como la aceptación por parte de éstos de MARÍA COMO MADRE NUESTRA.
Se ha visto con naturalidad el hecho de que María Santísima es la Madre de todos los creyentes, pero lo cierto es que esta Maternidad nos fue dada por el Señor Jesucristo, precisamente en este momento solemne inmediato a culminar con su Muerte, la ENTREGA e INMOLACIÓN por todos los hombres, que Él vino a REDIMIR y a SALVAR.
Te invito a que medites estos tres versículos del evangelio de Juan, que contemples la imagen del Calvario y que consideres cómo has aceptado el deseo de Cristo, expresado momentos antes de morir, de que su Madre Santísima, la Virgen María, ES TU MADRE.
Y a partir de aquí saques tus conclusiones y rectifiques tus caminos, si es que necesitaras tomar más conciencia de lo que aconteció en el Calvario.
María ACEPTÓ por completo el encargo de su Hijo Jesucristo de ser MADRE NUESTRA; el interrogante está en nosotros. Juan, dice, que ‘la recibió como algo propio’, esto es, la acepto y la acogió tal como el Señor se la había confiado, sin ningún tipo de resistencia y con el corazón completamente abierto hacia Ella.
¿María es tu Madre, mi Madre, ‘como algo propio’?
Reza hoy a nuestra Madre y Guía, con Fe y Esperanza por todas las necesidades de los Hermanos, confiando en que Ella, que conoce bien a sus hijos, vendrá en auxilio de todo aquello que se la encomiende. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI
Madrid – España
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