Reflexión 17 de Septiembre

Buenos días
Hoy hace cuatro años que comenzamos esta singladura diaria de reflexionar juntos.
De la mano de María, nuestra Madre y nuestra Guía, cada día hemos presentado algún punto que ofreciera caminos de luz para la propia vida, para comprender mejor las reacciones propias y de los demás, pero, sobre todo, para que sintiéramos la necesidad de avanzar por los Consejos Evangélicos.
En estos cuatro años han cambiado las cosas de una manera considerable, pero lo que es en los últimos seis meses, la transformación de las costumbres, los temores a este azote del coronavirus o las mil dificultades que se han ido y se están presentando, nos están llevando a vivir de una forma quizás inestable, quizás un tanto inconscientes de la realidad.
Lo que puede parecer chocante es que aún no parece que las personas se hayan dado cuenta de que donde está la LUZ y la SOLUCIÓN es Dios, lo que implicaría la necesidad de VOLVERSE A ÉL para rogarle y suplicarle su auxilio.
Pero, para que esto sea posible hay que abandonar el PECADO, hay que hacer brillar la VERDAD y vivir en ella.
En las últimas semanas, quizás meses, ya hemos advertido esta necesidad de CONVERSIÓN PERSONAL para que el buen Padre Dios nos pueda escuchar y librar del azote de la pandemia y sus graves consecuencias.
Me pregunto cómo es posible que las personas no reflexionemos y no nos demos cuenta que hay cosas que sobrepasan al hombre, y que sólo por sus fuerzas no puede lograr superar algo que se antoja incontrolable.
Se espera la vacuna como si fuera el maná, que será la solución, pero aunque nos hacen creer que está ‘a la vuelta de la esquina’, los científicos no se cansan de repetir que no es tan fácil, primero conseguirla y luego que demuestre su eficacia.
Son testimonios públicos que ahí están en los medios de comunicación.
URGE que recemos sin descanso. URGE que ayudemos a los demás a que comprendan la realidad tal cual es. URGE que el hombre se vuelva a Dios, arrepentido de sus pecados.
María, nuestra Madre y nuestra Guía, que nos ha acompañado durante todo este tiempo, está ahí, dispuesta a guiar a todos sus hijos que así lo quieran.
Vamos ya a rezar con Fe y Esperanza al Señor Jesús para que venga en auxilio y solución de las necesidades e intenciones de todos los Hermanos, entre las que también están las tuyas. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es