Reflexión 7 de Mayo

Buenos días en el Mes de María de 2020.
Ayer veíamos la imagen de María cuando visitó a su prima Santa Isabel, mostrando su gozosa alegría cuando recibió el saludo de su prima.
Momento en el que cantó el MAGNIFICAT.
La ALEGRÍA es el sentimiento que se manifiesta externamente, para expresar júbilo por diferentes situaciones que pueda vivir la persona.
Esta ALEGRÍA que una persona puede sentir, por la razón que fuera, quiera o no, tendrá la necesidad de compartirla, porque la persona no es un ser solitario, si no que vive en compañía, esto es, en comunidad.
Esto es justamente lo que le ocurrió a la Santísima Virgen.
Ella llevaba consigo el impacto gozoso que le había procurado el Anuncio del Arcángel Gabriel, y aunque fuera con el ánimo de ir a asistir a su prima en su avanzado estado de gestación, al encontrarse con un saludo de Isabel, en perfecta consonancia con lo que Ella estaba viviendo, la llevó a la explosión del canto del MAGNIFICAT.
Isabel le dice a María: "Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando su voz, exclamo: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá" (Lc 1,41-45).
Este don de la ALEGRÍA no suele gustar cuando las personas no están en la clave de vivir y hacer el bien a los otros.
La ALEGRÍA tiene diferentes enemigos de los que se debe trabajar por liberarla de ellos.
Todos sabemos que la TRISTEZA es su antítesis principal.
También los CELOS o la ENVIDIA tratan de ensombrecer, sino eliminar, la ALEGRÍA en la vida de la persona.
Y así hay más malos comportamientos que intentan por todos los medios ensombrecer algo tan noble en la vida humana como es la ALEGRÍA, la que es causada por cosas o situaciones buenas, no la que fuera fruto de venganzas u otras malas artes o pasiones.
Os invito a repasar el texto evangélico que nos relata este encuentro de María con su prima Isabel en el evangelio de San Lucas, capítulo 1, 39-56.
Y también, que busques la ALEGRÍA en tu vida y veas qué salud tiene, pues se ha de cuidar para que tenga el lugar que le corresponde, y que no sea ni secuestrada ni vilipendiada por nadie.
Con toda confianza ayuda a los Hermanos, rezando a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por sus necesidades. AMÉN.
No dejes de hacer cuanto puedas por rezar el Santo Rosario, arma infalible contra los ataques del Demonio.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España 
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