Reflexión 30 de Mayo

Buenos días
En este último sábado del Mes de María, vamos a disponernos a VIVIR desde esta tarde, Primeras Vísperas, la Solemnidad de Pentecostés.
María Santísima, después de la Muerte de su Hijo, estuvo muy pendiente de los Apóstoles y Discípulos del Señor Jesucristo, con su estilo de estar y hacer las cosas sin que se la vea, ni aparentemente se la sienta
Aguardaría con ellos en VIGILANTE ESPERA, el cumplimiento de la Promesa del Señor, para una vez que recibieran el ESPÍRITU SANTO pudieran caminar de forma autónoma, según los deseos de Dios y la misión que el Señor Jesús les había confiado, sostenidos por el Espíritu Santo y sus Dones.
Ella ya había vivido la plenitud del Santo Espíritu tal como se lo anunció el Arcángel Gabriel: “Y María dijo al ángel: ¿Cómo será eso, pues no conozco varón? El ángel le contestó: El ESPÍRITU SANTO VENDRÁ SOBRE TI, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado HIJO DE DIOS” (Lc 1,34-35).
Vamos, pues, de su mano a vivir esta Vigilia de Pentecostés, mientras reflexionamos acerca de otro de los Dones del Espíritu Santo: el DON DE PIEDAD.
Podemos decir que las personas que reciben el DON DE PIEDAD, sienten y tienen a Dios un cariño tan intenso como a un Padre lleno de ternura y de amor.
El Reino de Dios les interpela, de forma que se entregan a él, no solo con gusto, sino que trabajan con plena dedicación a él y por él. 
Les mueve a tratar a Dios con ternura, sienten el cariño de un buen hijo con su padre, y a los demás hombres como a hermanos que pertenecen a la misma familia.
Este DON DE PIEDAD, también mueve a la persona y la facilita el amor filial a la Santísima Virgen, así como la devoción a los ángeles y a los santos.
Finalmente, no debemos olvidar que Dios quiere que le tratemos con entera confianza, como hijos pequeños, pobres y necesitados, sabiendo que quiere lo mejor para cada uno de sus hijos.
En este día dedicado a Virgen, como son los sábados, unido a María, nuestra Madre y nuestra Guía, te INVITO a reflexionar sobre el DON DE PIEDAD y a que hagas cuanto puedas para darle cabida en tu corazón, y poder obtener así muchos frutos espirituales.
Ahora ya, como cada día, te pido que reces por todas las necesidades materiales y espirituales de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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