Reflexión 6 de Mayo

Buenos días en el Mes de María de 2020.
Una de las páginas más bellas del Evangelio es el relato del encuentro de la Virgen María con su prima Santa Isabel.
El Arcángel Gabriel le había dado una prueba contundente: "También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril" (Lc 1,36).
Continua el evangelio diciendo que 'María fue a prisa hacia la montaña' a casa de Isabel.
El saludo de Isabel a la llegada de María fue entusiasta: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre...!"
A este saludo, María respondió: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava...".
María es absolutamente consciente de la acción de Dios, que la ha escogido para la altísima misión de ser la Madre del Redentor.
Ella reconoce que no hay mérito alguno por su parte, sino que es "la grandeza del Señor".
En esta visita de la Virgen Santísima a su prima vemos dos actitudes muy importantes, que son básicas en la vida cristiana, frente a Dios y en la convivencia humana: el sometimiento y la
obediencia.
No sólo son importantes porque la Virgen es modelo de estas virtudes, sino porque tienen en sí mismas una importancia capital.
Nos podemos preguntar qué está a la base de muchos de los problemas y conflictos que hay en la convivencia del hogar, en el ámbito laboral, familiar, social, etc.
Seguro que muchas de las brechas que se abren o están abiertas, tienen su origen en la falta de sometimiento y/o obediencia.
Acojamos la ayuda de María, nuestra Madre y nuestra Guía, para ver nuestra situación y poder comenzar, si fuera necesario, a vivir esta doble actitud de la obediencia y del sometimiento.
Bonito objetivo y propósito para este Mes de María.
A la que ya rezamos por todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Os recuerdo la importancia del rezo del Santo Rosario.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España 
www.materchristi.es