Reflexión 20 de Noviembre

Buenos días 
Me llamó mucho la atención y me hizo pensar también mucho, una cita que leí de George Clemenceau y que dice: "Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra".
Ciertamente sí parece que es más difícil, pero parece también que la palabra puede ser más peligrosa que el SILENCIO.
Porque lo que sí es cierto es que la palabra no dicha, en cualquier momento puede ser dicha, pero la palabra dicha ya no puede ser ocultada ni negada, aunque se pueda utilizar hasta el cinismo para negarla.
El SILENCIO sería negativo si es cómplice de algún ocultamiento grave, si se presta a ocultar una injusticia o cualquier otro quebrantamiento de la moral o de cualquier otra responsabilidad sea del tipo que sea.
El SILENCIO tiene muchos beneficios para la persona cuando se administra con la prudencia necesaria.
De igual forma, la PALABRA tiene también grandes beneficios cuando sirve para transmitir de una u otra forma la VIDA.
Con ella se enseña, se fortalece al débil, se abren caminos al ignorante y al que camina equivocadamente, se pueden hacer muchas cosas buenas y grandes, pero cuando la PALABRA se utiliza para dividir y destruir sí que es poderosa; también lo es para la manipulación de las personas y para transmitir la mentira, el error y hasta la destrucción.
¿Cómo administramos cada uno el propio SILENCIO?
¿Lo sabemos utilizar bien?
Y lo mismo habría que decir de la PALABRA.
¿Administrados u usamos bien la PALABRA, o preferimos utilizarla de cualquier manera sin reparar en sus consecuencias?
Gran tarea de REFLEXIÓN para este día.
Mientras, cumplamos ya con nuestra gran tarea de rezar por todas las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
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