Reflexión 1 de Febrero

Buenos días.
Cuando hace un mes encarábamos este nuevo año, queríamos tener una ilusión de que en este año 2021 superaríamos todos los males sufridos durante 2020 por causa de la pandemia.
Nos habían mostrado una vacuna que sería la solución del problema, con la previsión de que para el próximo verano todo estaría prácticamente solucionado.
Pues bien, hemos pasado el primer mes de año y la situación no es mejor, sino todo lo contrario, el programa de las vacunas está estancado, las mutaciones del virus ya están haciéndose notar: los contagios, las hospitalizaciones, las muertes, han subido muy notablemente.
Resultado: nada ni nadie controla la situación, y mientras, la sociedad y su economía se van debilitando más y más.
¿Qué queda, pues?
La ESPERANZA que para los cristianos es una Virtud Teologal y que nos impulsa a mirar hacia Dios y a confiar SOLO EN ÉL.
Para que la ESPERANZA nos ayude hay que adoptar una postura humilde, sencilla y pobre, muy difícil en este mundo tan engreído de sí mismo y tan seguro de que todo lo puede.
No creo que haya más camino que volverse a Dios y rezar día y noche para que venga en nuestra ayuda, para que abandonemos el pecado, para que cada uno desde su lugar, con humildad, trabaje en el auténtico Amor de Dios y así conseguir la Gracia que nos ayude a superar esta debacle en la que estamos, pues ya sabemos que no habrá Semana Santa, y así, repetiremos todo lo vivido en 2020 corregido y aumentado.
¡Dios quiera que me equivoque!
Y seguro sería que me equivocaría si se produjera una verdadera vuelta a Dios de la mayoría de nuestro pueblo.
Con Fe y Esperanza, sí te pido hoy que reces por todas las necesidades, materiales y espirituales, de los Hermanos que nos encontramos aquí cada día en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN,
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es