Reflexión 4 de Febrero

Buenos días.
La sexta petición del Padrenuestro es: NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN.
Como bien sabemos, todas las peticiones de esta oración que nos enseñó el Señor Jesucristo, como el mejor modo de acercarnos a Dios Padre, son muy importantes, porque abarcan todas las situaciones y necesidades en las que se puede encontrar la persona.
Para comprender esta petición se han de conocer y aceptar alguna cosa, como por ejemplo, que es muy normal que exista la TENTACIÓN ya que existe quien la provoca: ‘el tentador’, tal como nombra San Mateo 4,3 al demonio, diablo o Satanás, cuando en el desierto se acerca a tentar al Señor Jesús.
Hay que aceptar igualmente que cuando la persona ha adquirido alguna dependencia o vicio, la tentación está como unida a la ‘esclavitud’ de que se trate.
Por otra parte, entra dentro de la lógica espiritual que el enemigo intente, por todos los medios  apartar de Dios a la persona, que ha de optar libremente por el camino que quiere seguir: del bien o del mal, de la luz o de las tinieblas.
Es así que la tentación existe siempre porque existe el demonio, que trabaja por perder las almas que siguen el camino natural del bien.
Por todo ello no debe extrañar nunca que exista la TENTACIÓN, que se ha de distinguir perfectamente del CONSENTIMIENTO, por lo que se le pide al Padre Dios que nos sostenga con su Gracia para no caer en la aceptación de la seducción diabólica.
Ahora bien, en razón de la LIBERTAD que cada individuo ha recibido, la Gracia de Dios ha de encontrar la firme convicción y el firme propósito de la persona de ‘no caer en la tentación’, para que esta sexta petición del Padrenuestro resulte eficaz por la Gracia que con ella se obtiene.
La persona ha de ser consciente de que únicamente en sus propias fuerzas no encontrará nunca la solución, pero que en la Gracia de Dios la hallará cuando su libertad quede al servicio de esta Gracia, y así la propia voluntad, asistida por el Amor de Dios, que en definitiva es lo que es la Gracia de Dios, podrá remontar y superar la tentación.
Es un deseo grande que podamos entender la necesidad de insistir a Dios diciéndole: “no me dejes caer en la tentación”, particularmente cuando uno la vislumbra en el horizonte o cuando ya la siente, aunque sea aun levemente, no digamos cuando ataque con fuerza.
Reza, por favor, al Padre de las Misericordias que venga en la mejor solución de todas las necesidades de los Hermanos, que hoy también nos encontramos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
MATER CHRISTI
Madrid – España
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