Reflexión 18 de Febrero

Buenos días
Hemos comenzado esta Cuaresma del año 2021 con una apariencia de normalidad, que sabemos que no es tal, pero vamos a aprovechar este camino penitencial para provecho de nuestra propia alma, así como para contribuir, en la medida de lo posible, a que también lo sea para el resto de las personas y para el mundo entero.
Una de las mejores formas de poder hacer esta jornada cuaresmal, jornada de conversión, es dejarse conducir por la Palabra de Dios que la Santa Iglesia nos va proponiendo en los textos de la Liturgia de cada día, y que más y mejor nos pueden ayudar.
Es por ello que convendrá mirar la Liturgia diaria y encontrar, sin duda, puntos de orientación para la reflexión que ayude al cambio que exige la propia conversión.
Hoy os propongo fijarnos en dos puntos.
Uno, la Oración colecta de la Santa Misa que dice: “Te pedimos, Señor, que inspires, sostengas y acompañes nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como en su fuente, y tienda siempre a ti, como a su fin. Por nuestro Señor Jesucristo”.
En ella reconocemos al Señor Dios, Soberano de nuestras vidas, de forma que confesamos que Él es el origen y el fin de nuestra vida, y así queremos vivirlo y practicarlo con su gracia.
El otro punto es del evangelio de San Lucas 9,22-25, en el que el Señor Jesucristo les da razón, les avisa a sus discípulos, de lo que va a pasar con Él, y añade: “Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?”
Es muy importante entender esta premisa que Jesús pone para aquel que quiera seguirle: ‘NEGARSE A SÍ MISMO’, lo cual entraña un trabajo muy serio consigo mismo, que no quiere decir que se oculten valores o virtudes propias, sino, al contrario, que se anteponga el amor y la entrega a las inclinaciones del egoísmo, del orgullo o de la envidia personal, que serían las claves representativas de todo lo que es el ‘hombre viejo’ del que nos habla la Sagrada Escritura.
Es una hermosa tarea para el crecimiento personal que bien merece la pena llevarla a cabo.
Adelante, porque esta Cuaresma no debería pasar, como suele decirse, ‘sin pena ni gloria’.
Reza, por favor, al Señor Jesucristo, con el que queremos hacer este camino cuaresmal, por las necesidades de todos los Hermanos que aquí nos encontramos cada día. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es