Reflexión 29 de Febrero

Buenos días en este primer sábado de Cuaresma. 
Fieles a lo que ya hicimos en años anteriores, vamos hoy a meditar y rezar con el Himno de la Hora de Laudes, dedicado a la Virgen Santísima.
"Dame tu mano, María, la de las tocas moradas;
clávame tus siete espadas en esta carne baldía.
Quiero ir contigo en la impía tarde negra y amarilla.
Aquí, en mi torpe mejilla, quiero ver si se retrata esa lividez de plata, esa lágrima que brilla.
¿Dónde está ya el mediodía luminoso en que Gabriel, desde el marco del dintel, te saludó: "Ave, María"?
Virgen ya de la agonía, tu Hijo es el que cruza ahí.
Déjame hacer junto a ti ese augusto itinerario.
Para ir al monte Calvario, cítame en Getsemaní.
A ti, doncella graciosa, hoy maestra de dolores,
playa de los pecadores, nido en que el alma reposa,
a ti ofrezco, pulcra rosa, las jornadas de esta vía.
A ti, Madre, a quien quería cumplir mi humilde promesa.
A ti, celestial princesa, Virgen sagrada María. Amén"
Sin duda que no hay mejor compañía para esta Cuaresma, que la de María, nuestra Madre y nuestra Guía.
Pidámosla que nos enseñe, que nos lleve por los caminos de la fidelidad, a imagen de su Hijo en el desierto.
A Ella encomendemos a todos los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, en sus necesidades. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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