Reflexión 7 de Febrero

Buenos días
Una asignatura pendiente en la mayoría de las personas es la de saberse AMAR a sí misma, tal como muestra el Evangelio.
Hay una especie de confusión en los términos, porque se confunde el amor con el egoísmo, dos actitudes bien distintas que se deben estar claramente diferenciadas.
En el Evangelio de San Marcos 12,21 el Señor Jesús dice: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
El grado, la intensidad, el tipo de Amor que tendré al otro, será espejo real del Amor que me tengo a mí mismo.
Ciertamente, si uno busca para sí el egoísmo como centro sobre el que gira su vida, no podrá tener un Amor limpio y verdadero hacia el otro, porque será el mismo egoísmo lo que busque en esa relación.
Amarse a sí mismo supone muchas cosas, como por ejemplo, ser generoso en cuanto a lo que uno mismo pueda necesitar por la razón que sea, de descanso o de otro tipo de bienestar, siempre desde el equilibrio que resguarda de otros excesos innecesarios.
Cuando la persona obre así, procurará al otro, por AMOR, que disponga de ese cuidado que pueda necesitar; pero si el corazón se mueve en el egoísmo, ya consigo mismo, no se puede esperar que dé algo al otro sin la capa de ese egoísmo, por más que parezca un verdadero gesto de Amor.
Lo peor que puede pasarle a alguien es ser víctima de sus propias trampas, sencillamente porque piensa o cree que sus sentimientos o comportamientos son puros y verdaderos.
De aquí, que cuando la persona quiere PENSAR o REFLEXIONAR sobre su vida, ha de tener mucho cuidado para que la subjetividad no se disfrace de objetividad, de forma que se confunda de medio a medio en el diagnóstico.
Es verdad que es un terreno íntimo muy complejo, pero si la persona es honesta y busca la VERDAD como norma para su vida, nunca le faltará la Luz del Espíritu y la certeza de la Fe para darse cuenta perfecta de dónde está la Verdad y cuál es el camino autentico que se ha de seguir.
Esta cuestión es tan importante como que de ella depende que se encuentren los verdaderos caminos que llevan a la salvación, a través de esa vida de perfección que el Señor Jesús nos pide en el Evangelio de San Mateo 5,48: "Ser perfectos como el Padre Celestial es perfecto".
Es, por tanto, muy necesario diferenciar bien la objetividad de la subjetividad, de forma que sean buenas consejeras de la VERDAD en la propia vida y que nunca confundan pasando una por la otra.
Es un ejercicio sencillo el que se necesita hacer, pero ha de estar apoyado por la SINCERIDAD DE CORAZÓN y por la RECTITUD DE INTENCIÓN.
Sólo así estará garantizada la VERDAD para poder seguirla, también con verdadero AMOR.
Te invito una vez más, porque recuerdo que ya lo hice tiempo atrás, a que descubras tu propia verdad, con el deseo que sea la VERDAD, porque te muevas en el verdadero AMOR a sí mismo, que nos marcó el Señor Jesús como norma de vida.
No olvides que necesitamos tu oración sencilla y limpia que emana de un corazón igualmente sencillo y limpio.
Recemos un Padrenuestro al Padre Dios que nos AMA, para que seamos UNO en el Amor de Cristo el Señor. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España 
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