Reflexión 20 de Febrero

Buenos días.
Ayer vimos lo importante que es la SALUD para la vida personal y su desarrollo humano.
Pero hay otro aspecto de la SALUD que es tan necesario o quizás más que la SALUD FÍSICA. Me refiero a la SALUD MORAL, a la SALUD ESPIRITUAL, que como está en otra dimensión no se le llega, en muchos casos, a prestarle la atención conveniente y necesaria.
Cuando esta enfermedad se generaliza a nivel personal, es cuando se llega a afirmaciones como que "esta sociedad está enferma, en sus costumbres y en sus comportamientos", porque el declive moral es muy significativo.
En una sociedad como la actual, es muy fácil tener una SALUD MORAL muy frágil, que, como consecuencia, se acabará en una SALUD ESPIRITUAL de muy débil a muy mala.
Miremos la realidad social en la que nos movemos: permisividad en las costumbres y relativismo en las relaciones humanas, en las que se permiten actitudes libertinas, con excesos que más tarde se intentan maquillar o hasta justificar de la mejor manera posible.
Todos estaremos de acuerdo que no vale todo y que los excesos no son nunca buenos, pero las pasiones del corazón y de la carne, marcan con facilidad los comportamientos de las personas, que no pocas veces no tienen retorno.
La SALUD MORAL o ESPIRITUAL depende, en los tiempos que corremos, de las propias personas.
El demonio, con la degradacion de las costumbres, tiene una buena brecha abierta por la que va minando las voluntades, que las lleva a hacer verdaderas barbaridades.
Es la grave situación en la que lo que es intrínsecamente malo, se hace pasar por bueno, y a la inversa, lo que es bueno, se ha de reconocer como malo.
Sólo un rearme moral podría salvar a estas generaciones de la deriva moral en la que estamos inmersos.
Aquí si que no hay consejos que se puedan dar, a no ser que alguien los pida en sincera honestidad, que lógicamente se atendería, porque en definitiva la SALUD MORAL Y ESPIRITUAL, sólo y exclusivamente depende de cada persona en particular.
Si se deja hablar a la CONCIENCIA, si se atiende a los principios más elementales de la MORAL, sí, se puede saber dónde se está y en qué aspectos hay que rectificar.
Recemos ya hoy, con Fe y Esperanza a María, nuestra Madre y nuestra Guía, para que nos alcance la gracia de encontrar LUZ que ilumine las conciencias, y FORTALEZA para cambiar los rumbos equivocados donde los haya. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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