Reflexión 5 de Febrero

Buenos días
Es verdaderamente gratificante compartir la vida, momentos, situaciones de cualquier tipo, con una persona OPTIMISTA.
Buscar en todo y siempre el aspecto más favorable y más positivo de las cosas, es algo realmente bueno, muy bueno diría yo.
La pregunta es por qué son relativamente menos las personas optimistas que la que viven viendo e interpretando las cosas desde el pesimismo, desfavorablemente.
Se podrá argumentar que es cuestión de carácter y que igual que se es de una forma se puede ser de la contraria.
Pero, veamos, ¿qué es mejor, ver y juzgar las cosas en positivo o en negativo?
Si todos coincidimos en que lo positivo es más favorable que lo negativo, ¿por qué no nos esforzamos por ser un poco más OPTIMISTAS?
Sí, el carácter marca mucho a la persona, pero siempre podrá poner en juego sus facultades y valores para forzar inteligentemente una decisión llena de sabiduría, que simplemente consistirá ser OPTIMISTA por más que haya infinidad de razones íntimas que le empujen a lo contrario.
Sólo hay que convencerse de lo necesario que es VER las cosas desde el prisma positivo y no desde el negativo.
Además no se puede obviar la verdad de que todas las cosas tienen aspectos buenos, positivos, aunque igualmente los tengan negativos, pero si se potencian los primeros el resultado será ampliamente óptimo.
Conviene considerar también que el OPTIMISMO en sí conlleva beneficio en los diferentes aspectos de la cosa en cuestión, en cambio el PESIMISMO es todo lo contrario: nada, ni es bueno, ni merece la pena.
En resumen, ¿te merece la pena la media luz, tirando a oscuridad del pesimismo o la claridad, la luminosidad del optimismo?
Mira a ver cuál es tu inclinación dominante: hacia el OPTIMISMO o hacia el PESIMISO.
Y decide qué te merece la pena, ser OPTIMISTA o ser PESIMISTA, y según decidas, adapta tu vida a lo que mejor convenga y no a lo que te arrastre el carácter, la comodidad o el egoísmo, que, desgraciadamente, también cuenta.
¿Decides hacer felices a cuantos conviven contigo, a cuantos te tropieces en los caminos de la vida, o preferirás que, ¡allá cada cual!, tu eres como eres?
En este supuesto último, qué desgracia envuelve a la persona.
Te pido que recuerdes que hoy necesitamos tu oración de intercesión al Señor de las Misericordias, para alivio y solución de las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España 
www.materchristi.es