Reflexión 21 de Febrero

Buenos días.
Los días pasados hemos reflexionado sobre la SALUD, tanto física como moral y espiritual.
Resumiendo el tema, hoy quiero ofreceros mi parecer de algunas consecuencias de no cuidar la SALUD como todos estamos obligados.
La falta de SALUD es consecuencia de la enfermedad, que se manifiesta de alguna manera y con diferentes grados de gravedad.
Cuando la SALUD se quiebra gravemente, aparece el serio riesgo de llegar a la muerte.
Esto es bien evidente en el orden físico, porque se comprende sin ningún problema.
Donde se puede tropezar con la dificultad de entender como corresponde, es con la ENFERMEDAD ESPIRITUAL Y/O MORAL, ya que se necesita tener una CONCIENCIA recta, bien formada, y ser escuchada por la persona, pues de lo contrario todos los males que acarree tal enfermedad moral o espiritual, no serán atendidos como se necesita. Aquí sí que la muerte está asegurada.
Pero no estamos hablando de la muerte física, la que saca a la persona de este mundo terrenal, sino de la muerte del alma, cuyas consecuencias están marcadas definitivamente en la vida futura.
Los Novísimos sabemos que son cuatro situaciones de la persona que marcarán su destino de eternidad: muerte, juicio, cielo e infierno.
Las dos primeras son comunes para todos, esto es, la muerte y el juicio, las otras dos serán alternativas para quienes se salven (cielo) o para quienes se condenen (infierno).
Los últimos experimentan la SEGUNDA MUERTE, que se deriva de la muerte espiritual que provoca el pecado que niega a Dios o que le ofende gravemente, bien directamente, bien por el mal causado a los demás o también el desorden absoluto y continuado que la persona ha introducido en su vida, que lo lleva a adelante sin rectificación, sin conversión, que aunque pueda ser posible, se resiste a ella y hasta la niega.
En definitiva, resulta una gran pena ver a personas que aún siendo responsables en la vida ordinaria, han abandonado el BIEN VIVIR para aceptar situaciones contrarias a las más elementales exigencias de la Voluntad de Dios, perfectamente expresadas en los Mandamientos de la Ley de Dios y en los Evangelios, en los que podemos ver y contrastar nuestra vida en tantos sitios, marcando ahora tres capítulos del Evangelio de San Mateo, el 5⁰, 6⁰ y 7⁰, como esenciales, denominados como el 'Sermón de la Montaña'.
Bien merece la pena evitar la SEGUNDA MUERTE, la condenación eterna, con una vida desde el ORDEN, en Dios, con Dios y para Dios.
No podemos alargarnos más, planteando los medios más oportunos al alcance de cualquier persona, para tener y mantener la SALUD ESPIRITUAL Y/O MORAL.
Con toda la Paz del Alma, reza ya al Señor Jesucristo, nuestro Salvador, por todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es