Reflexión 26 de Septiembre

Buenos días 
Me encuentro en un Monasterio de Clausura atendiendo a estas Hermanas, que gastan y desgastan sus vidas en lo que a mi me gusta denominar: "Ministerio Contemplativo".
El Espíritu Santo suscitó en la Santa Iglesia Católica el Carisma de la Vida Contemplativa, para proveerla de mujeres y hombres que, en diferentes expresiones o carismas, aportaran a la Iglesia lo que el resto de sus miembros no iban a poder llegar.
Con su vida orante completarán toda la alabanza, acción de gracias o intercesión, que el resto del Cuerpo Místico no llega a poder ofrecer.
Con sus vidas de silencio y soledad, de trabajo y de espíritu de sacrificio, pueden ir sanando tantas heridas de corazones rotos por el pecado y por los 'mil jirones' que la vida les procura.
Un Alma Contemplativa en la Clausura es un Alma enamorada de su Señor Jesucristo, que le sigue con FIDELIDAD, aliviando también su Sagrado Corazón herido por los pecados de los hombres.
También se distinguen por un Amor a María Santísima, a la que siguen en la reparación y expiación de los pecados que Ella tanto ha demandado a lo largo de los últimos siglos.
Hoy os pido que vuestra oración que cada día os reclamo, se la hagamos a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por las necesidades e intenciones de las Monjas y Monjes Contemplativos. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España
www.materchristi.es