Reflexión 18 de Septiembre

Buenos días 
Vivimos en un mundo no pocas veces hostil que no sólo no favorece la buena convivencia, sino que la dificulta seriamente.
Pero esta realidad propicia otras situaciones que causan gran sufrimiento.
Me refiero a la CRUELDAD, a través de la que se manifiesta una acción cruel e inhumana.
Es muy duro tener cerca a una persona CRUEL, por lo que suponen sus comportamientos cargados de violencia de cualquier tipo, que se deleita haciendo sufrir y complaciéndose en las contrariedades o sufrimientos ajenos.
Parece mentira que una persona, imagen y semejanza de Dios, pueda tener las características que la hagan acreedora de este triste título de SER CRUEL.
Es bueno pensar un poco en esta triste realidad por varias razones.
Uno, por ver las dimensiones de esta grave realidad, para al menos rezar a Dios para que de alguna manera transforme los corazones llenos de crueldad.
Dos, para escrutar el propio corazón y arrancar las posibles pequeñas maldades que en él pueden haber y que hacen ser una persona CRUEL, en una u otra medida.
No digas: "esto yo, imposible", porque no pocas veces hemos negado ser de una u otra forma, para posteriormente darnos cuenta que sí habíamos adquirido el defecto que negábamos categóricamente poco tiempo antes.
Y ya, en el espíritu comunitario que veíamos ayer, reza ya una pequeña oración al menos, por todas las necesidades de los Hermanos de esta Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
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