Reflexión 28 de Julio

Buenos días en el DÍA DEL SEÑOR.
Hay temas que de una manera indirecta los hemos podido mencionar en estas Meditaciones, pero no, quizás, de una forma directa.
Y este puede ser el tema de la COHERENCIA, actitud de la persona que es de un VALOR extraordinario e importante.
Cuando la persona no cuida vivir los Mandatarios de la Ley de Dios, con la lógica consecuencia de vivir las Virtudes y el resto de enseñanzas que conforman la Doctrina de nuestra Iglesia Católica, se hace imposible que tenga una vida en COHERENCIA con su FE y consecuente con los principios que profesa.
Qué duro es vivir sin COHERENCIA, o dicho de otra forma incoherentemente.
Pero también es duro para los que le rodean, pues se llega a no saber bien hasta dónde se puede uno fiar de esa persona que su actitud no es lógica en muchos aspectos o momentos.
No sé si las personas tenemos en cuenta este principio de COHERENCIA para llevar adelante las responsabilidades de la vida, pues si bien para un creyente, la coherencia de vida la buscamos en todo lo que conforma la FE, también se ha de encontrar en todos los demás "negocios" de la vida.
La persona no puede, como tantas otras cosas, ser COHERENTE según qué horas del día, según qué actividades está realizando o según en qué lugar o con quien está. 
Creo que estos días estivales, en los que todo se afloja y parece haber más tiempo para dedicar a la REFLEXIÓN, merece la pena en cuestionarse sobre el GRADO DE COHERENCIA que tiene tu vida, interior y exterior, en familia y fuera de su ámbito, en lo laboral y en lo social.
Ser una persona que se mueve desde la COHERENCIA de vida, está muy cerca de la santidad, nada extraño e inalcanzable en la vida de cualquier mortal, que le llevará al Cielo, destino de eternidad de todos.
Y créetelo: en el CIELO te están esperando, pues para eso fuiste creado a Imagen y Semejanza de Dios, para participar en la PLENITUD de su GLORIA y de su AMOR.
Reza ya, como cada día, por todas las intenciones y necesidades de los Hermanos que nos encontramos hoy en María, nuestra Madre y nuestra Guía, a través de esta Meditación. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
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