Reflexión 17 de Noviembre

Buenos días en el Día del Señor. 
Resulta curioso comprobar cómo las personas tienen distinta 'vara de medir', cuando se trata de juzgar las virtudes o defectos en los otros, que cuando son en sí mismos.
En relación con los defectos se es indulgente con los propios, siempre se encuentra alguna justificación para ellos, en cambio con los defectos ajenos hay severidad en el juicio, porque alguna 'culpa' se le encontrará que justifique la actitud sin indulgencia.
Si se plantean las virtudes ocurre cosa parecida, las propias que puedan reconocer los demás, el interesado las interpreta como algo tan valioso como extraordinario, en cambio si se habla de las virtudes ajenas: "no tienen mayor importancia, es que él o ella es así", no hay mérito; en consecuencia no hay nada que reconocerle.
Resulta triste, por no decir penoso, que las personas no cultiven más la objetividad en sus valoraciones en detrimento de lo subjetivo de las mismas, pues de esa forma se viviría más en la VERDAD por encima de posiciones sostenidas por egoísmos, envidias u otras posiciones que empobrecen, sin duda, a las personas.
Siempre se ha de buscar la excelencia en todo, pues por ahí se caminará por el único camino válido para el creyente según el Señor Jesús: "Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es pefecto" (Mt 5,48).
Que en este día de particular encuentro con el Señor Jesucristo, nos ayude a unirnos a los Hermanos con la oración por sus necesidades. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España
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