Reflexión 1 de Abril

Buenos días 
Siguiendo la senda iniciada ayer sobre el PERDÓN al hilo de la Parábola del hijo pródigo, permitirme que os haga otras consideraciones para vuestro trabajo personal y sus lógicas consecuencias.
Si el PERDÓN es uno de los más grandes Atributos de Dios, también la persona que sabe vivir y ejercitarse en el PERDÓN, se hace grande a imagen y semejanza de Dios.
En la naturaleza humana no está como valor predeterminado el ejercicio del PERDÓN.
La persona ha de comprender lo importante que es el PERDÓN y lo grande que la hace el SABER PERDONAR, precisamente para tomar muy en serio esta actitud determinante en su vida.
Es verdad que ha de tenerse en cuenta otra variable: PERDONAR por iniciativa propia o PERDONAR como consecuencia del reconocimiento de la persona que ha ofendido y que toma la iniciativa de PEDIR PERDÓN, lo cual hace muy distinta una cosa de la otra.
Al REFLECIONAR la propia actitud ante esta realidad y de la exigencia evangélica, que se convierte a la vez en necesidad, de PERDONAR, se hace preciso ver todas las variables que se pueden presentar ante la OFENSA, hecha o recibida, y el PERDÓN que se ha de pedir o el que ha de ofrecer, según los casos.
Cómo quiera que sea, bien merece la pena TENER MUY CLARAS las actitudes del propio corazón, y en todo caso asemejarlas a lo que nos enseña el Señor Jesucristo, reflejo fiel de su Padre Dios Todopoderoso.
Trabajando para ser grande, siguiendo las huellas del Maestro, porque sepamos PERDONAR siempre y en toda circunstancia, recemos ya como cada día por los Hermanos de esta Casa de la Madre y Guía. AMÉN. 
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
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